Animismo
Por Héctor Gutiérrez García
Diplomado de Religiones Monoteístas y Politeístas del Centro de Saberes
La disertación teórica en ciencias sociales y humanas elaborada desde la modernidad occidental tiene su particular manera de encarar el debate intercultural acerca des diferentes experiencias “cosmogónicas” y eco-humanas: la ha venido procesando desde la confluencia entre tradiciones que han ido borrando una parte “no occidental” de su genealogía (subalternizándola), mientras que otra parte “occidentalista” la ha sobrevisibilizado (hegemonizándola) -siendo el comienzo de lo que puede ser llamado “extractivismo cognitivo”-, sumado ello a un emergente e instituyente patriarcado histórico basado en rígidos binarismos: con esos dicotomisnos abordan el debate acerca de lo trascendente (del “más allá”, extraordinario, lejano y diacrónico) y de lo inmanente (del “más acá”, cotidiano, cercano y sincrónico), discusión que incluye dimensiones tales como lo luminoso y numinoso, lo diurno solar y lo nocturno estelar/lunar, lo manifiesto y lo inmanifiesto, lo determinado (determinable, visible, cuantificable y medible) y lo indeterminado (indeterminable, invisible, cualitativo e infinito/eterno), la vigilia y lo onírico, lo consciente y lo inconsciente, lo racional pensable y lo emocional sensible, lo vital y lo mortal, lo ausente trascendido y lo presente concreto, lo real y lo imaginario, lo personal y lo colectivo, lo masculino y lo femenino, lo benévolo y lo perjudicial, y otros similares dualismos. Esta manera de acercarse interculturalmente a las mencionadas experiencias es así algo ciertamente “particular”, especialmente por su confluencia desde cierta tradición occidental moderna de una parte elitista de la herencia greco-romana-latina con su similar semítico-judeo-cristiana, mixtura misma que fue imponiéndose imperialmente por expansión colonialista y bélica (ecocida, genocida, feminicida, lingüicida y etnocida), la cual fue la base del antedicho extractivismo cognitivo.
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