Preguntado varias veces por el racismo, el delantero del Real Madrid que este martes vestirá los colores de Brasil en el amistoso contra España aquí, no pudo contener las lágrimas al reconocer cuán duro para él está siendo el proceso de asimilar las ofensas que recibe repetidamente.
“Cada vez me siento más triste, nadie me está apoyando. El problema que existe en España es que el racismo no es delito. A mi padre también le pasaba, escogían a un blanco antes que a un negro», recalcó el brasileño de 23 años.