
Con el fin de desestabilizar las democracias, se recurre a varios métodos, desde las guerras psicológicas, la incentivación de los conflictos, la promoción de la violencia y las campañas basadas en las mentiras que incitan al descontento social.
El tema es objeto de estudio constante por parte de reconocidos intelectuales del continente y ocupó el centro de atención en el seminario internacional 'América Latina en disputa: la batalla mediática', celebrado este año en Bolivia.
Las campañas a través de los grandes medios para desestabilizar gobiernos no son nuevas, pero se exacerbaron durante los últimos 15 años sobre todo en países como Venezuela, Brasil y Bolivia, entre otros.
Para los expertos, existe una similitud entre la guerra sucia librada contra la Revolución Bolivariana en Venezuela y lo que hizo de 1970 a 1973 el periódico El Mercurio en Chile contra el gobierno democrático del Presidente Salvador Allende.
En el caso concreto de Venezuela, la periodista Erika Ortega explicó cómo su país está bajo el asedio desde que en la década de 1990 Hugo Chávez se postuló a la presidencia y los medios nacionales e internacionales se dieron a la tarea de tergiversar la realidad.
'En un país petrolero como el mío, nada de lo que ocurra puede ser una casualidad, ni siquiera la muerte del comandante Chávez', aseguró.
La también corresponsal de Rusia Today denunció el papel de los monopolios para acabar con la revolución y su rol en la instigación de los actos de violencia ocurridos este año en Venezuela.
'La quema de personas es algo que yo jamás pensé tener que cubrir en mi país', dijo, y denunció cómo los medios que representan a los intereses del imperialismo promueven el fascismo.
Bolivia, país que vive transformaciones profundas desde la llegada al poder del primer presidente indígena, Evo Morales, enfrentó el pasado año una guerra mediática sin precedentes que tuvo como objetivo dañar el centro de gravedad de ese proceso e impedir que se aprobara un recurso sobre la reelección presidencial.
'Una conspiración contra el proceso de cambio que encabeza Evo Morales está en marcha. Tiene su epicentro en Washington DC y se implementa por medio de operadores políticos bolivianos y extranjeros', denunció en aquella ocasión el reconocido analista argentino Atilio Borón.
El golpe mediático tuvo como soporte la manipulación por parte de lo que se ha dado en llamar El Cartel de la Mentira, conformado por un conjunto de periódicos y radios y otros medios de la oposición.
Campañas similares a la acontecida en Bolivia previo al referendo del 21 de febrero de 2016 sobre la reelección presidencial, se reeditaron en Argentina, Brasil y Venezuela, satanizando las figuras de Cristina Fernández, Luiz Inácio Lula Da Silva, Dilma Rousseff y Nicolás Maduro, advirtieron los analistas.
Durante el seminario, auspiciado por la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad y otras organizaciones, se examinaron también los casos de Cuba y Colombia.
El director del portal web Cubadebate, Randy Alonso, informó que las campañas contra su país empezaron desde el mismo momento del triunfo de la Revolución, en 1959, y continúan hasta hoy.
Estados Unidos destina anualmente 20 millones de dólares a programas subversivos contra Cuba, que van dirigidos a internet y a los jóvenes, dijo Alonso.
Explicó que, si antes toda la manipulación se hacía a través de los periódicos impresos, la radio de onda corta y los teletipos, ahora se emplean las televisoras internacionales, las redes sociales y otros medios.
'Pero hay cosas que no han cambiado: el monopolio mediático continúa y los mismos que dominaban el espacio analógico, son los que hoy están dominando el espacio digital', dijo.
El también director del programa televisivo Mesa Redonda advirtió que en la actualidad la prensa está siendo cada vez más utilizada como fuerza política y arma de combate y de provocación para derrocar gobiernos.
Esta ofensiva que busca desestabilizar los procesos democráticos, se ha dado también en Colombia, declaró a Prensa Latina Carlos Antonio Lozada, responsable de prensa y comunicación de la Fuerza Alternativa Revolucionaria, el partido que surgió de los acuerdos de paz firmados en La Habana.
'Hay un hilo conductor de esa estrategia imperialista', aseguró Lozada, y denunció que en Colombia llegó al extremo de llevar a una sociedad a rechazar el acuerdo de paz luego de más de 50 años de confrontación.
Para el politólogo Katu Arkonada las campañas mediáticas se inscriben en el concepto de la Guerra de IV Generación, una guerra en la era de la informática y las comunicaciones globalizadas, donde el objetivo no es matar, sino conquistar y controlar cerebros.
Preocupados por el acoso a gobiernos y líderes populares, los participantes en el seminario celebrado en La Paz y Santa Cruz apostaron por crear una red de comunicadores populares para coordinar las informaciones sobre lo que realmente acontece en nuestra región.
Por: Carmen Esquivel