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Opinión

Unión Africana: el regreso del hijo incómodo

Unión AfricanaUnión AfricanaLa solicitud de Marruecos para recuperar su asiento en la Unión Africana (UA), trascendió finalizada la cumbre en Ruanda del organismo, cuyo propio origen anticolonial se contrapone al status de Rabat como última metrópolis colonial africana. Status que, pese al rechazo regional, no fue empleado por el bloque regional contra el país norafricano en 1984, cuando su gobierno se retiró por voluntad propia y dejó desde entonces con uno menos la lista de 55 Estados africanos que hoy debieran formar como miembros plenos.

Por el contrario, fue la mentalidad marroquí de metrópolis colonial (desde 1975 en que invadió a la actual República Árabe Saharaui Democrática - RASD) lo que condujo a la monarquía alauita a abandonar la entonces Organización de la Unidad Africana (OUA), en represalia porque ésta aprobó el ingreso saharaui en 1982.

"Ya está. Lo siento. Es la hora de separarnos. Os decimos adiós y os deseamos buena suerte con vuestro nuevo compañero" (alusión esta última a la RASD), expresó entonces el rey Hassan II a través de un representante en la sede histórica de la organización en Etiopía, nada menos que el único país africano jamás colonizado.

Crónica del retorno anunciado

Por eso ahora, transcurridos 32 años, causó sorpresa a algunos y a otros preocupación "el regreso del hijo incómodo", cuando el gobierno de Rabat es tal vez más colonialista que nunca y más ajeno al pedido de la RASD, la UA y la ONU sobre la realización del referendo de autodeterminación.

El rey Mohamed VI, hijo de Hassan II, fue bastante escueto cuando expresó que "es hora de volver a la UA" en un mensaje a la organización el 17 de julio pasado, el primero de los dos días de reunión de Jefes de Estado y de Gobierno, algunos de los cuales recordaron las otroras palabras de despedida de su padre.

Pero ahora, decidido el retorno, esa posición marroquí excluyente respecto a la RASD se refuerza en lugar de ceder y, aunque no participó en la XXVII Cumbre de la Unión Africana en Kigali ni tomó la palabra, volvió a la carga con su manido discurso antisaharaui.

El 18 de julio, día de clausura del encuentro de Kigali y a solo unas horas de solicitar su ingreso mediante la citada irrupción fuera de agenda, 28 países aliados de Marruecos presentaron al líder chadiano, Idris Déby, presidente en ejercicio de la UA, una moción para suspender la participación de la RASD de la instancia panafricana.

Tal solicitud estaba (y está) condenada al fracaso por carecer el organismo de facultades para expulsar a ningún miembro, aunque sí su suspensión en casos de golpes de Estado comprobados, y conservar aún la RASD la mayoría de los votos de los 54 miembros, junto al apoyo de las potencias regionales Argelia, Nigeria y Sudáfrica.

Pero igual que procedió con la solicitud marroquí de reingreso, Déby se abstuvo de divulgar en la reunión la propuesta de exclusión y solo se conoció días después, aunque armó tal revuelo que rebasó tal vez los propios debates de esta cimera.

El presidente de la UA se limitó a reconocer en su discurso de clausura que Marruecos "tiene el derecho y la obligación de volver a su gran familia como y cuando quiera", pero el candente tema fue omitido por esta vez de la agenda.

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Reacción de la Unión Africana

Ante el impacto regional y mundial del pedido marroquí, la Comisión de la UA (CUA), máxima instancia jerárquica, reiteró en un comunicado que Marruecos "no participó en la XXVII Cumbre de Kigali" ni tuvo allí ningún tipo de acceso a la palabra.

La respuesta, de nuevo a cargo del chadiano Déby, notificó a la presidenta de la CUA, Nkosazana Dlamini-Zuma, sobre el envío de la citada carta del rey Mohammed VI acerca de su intención de unirse de nuevo al organismo, y aprovechó para insistir en su aclaración inicial: "Este problema no estaba en la agenda de la Cumbre y no fue objeto de discusión durante las deliberaciones de la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno".

La máxima instancia de la UA se remite al artículo 29 de su Ley Constitutiva sobre la admisión de sus países miembros, para recordar que "cualquier Estado africano puede, en cualquier momento notificar al Presidente de la Comisión su intención de adherirse a la presente Acta para ser miembro de la Unión".

Precisa la declaración del organismo que "el Presidente de la Comisión, al recibir dicha notificación, enviará copias a todos los Estados miembros, mientras la admisión se decide por una mayoría simple de ellos". La decisión de cada país se transmite a la Comisión, que remitirá esa al solicitante, después de recibir los votos, añade el comunicado y sobre la intransigencia de Rabat con el caso saharaui recuerda que "el Acta Constitutiva de la Unión Africana no contiene ninguna disposición para la expulsión de cualquier miembro de la Unión".

El presidente ruandés, Paul Kagame, por su parte, ratificó en su condición de anfitrión de la cumbre "la firme posición de la UA sobre la cuestión del Sahara y el apoyo del derecho del pueblo saharaui a la libre determinación", mientras la CUA pidió en un documento "una sesión especial de la IV Comisión de la ONU para la descolonización sobre el Sahara Occidental".

En lo que constituyó la primera propuesta de ese tipo del bloque panafricano ante la actual escalada antisaharaui de Rabat, el texto subraya "la necesidad de descolonización del Sahara Occidental para que el pueblo pueda ejercer su derecho a la libre determinación".

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¿Qué busca Marruecos con su regreso?

Pero la intolerancia marroquí respecto a la RASD no es la única razón para el regreso a la UA, pues ahora corren otros tiempos y Rabat reconoce el progreso de la gestión del organismo, aunque limitada por falta de recursos, en el escenario regional e internacional.

El posible retorno marroquí trasciende entre otras cosas porque requiere de una respuesta efectiva del organismo regional en una época de movimientos de su estrategia ante los complejos problemas regionales y mundiales.

Esa respuesta concierne además al regreso de un país fundador de la UA, que según el historiador marroquí Maati Monyib, especialista en cuestiones africanas, "puede que no sea inmediato, pero es inevitable", además de que su gobierno trabaja hace años por una mayor presencia en el continente.

El experto argumenta además que Marruecos es un fuerte inversionista africano en esferas como la bancaria, telecomunicaciones, seguros y construcciones; constituye un referente en cuestiones religiosas y también geográficamente, sobre todo en asuntos de seguridad del Sahel por sus contactos con los países europeos.

Según Monyib, la nueva estrategia de su país de acercamiento africano servirá también para compensar el mal estado de sus relaciones con la ONU, concretadas con la expulsión por Rabat en marzo de la mayoría del personal civil de la misión de la ONU en el Sahara.

Otros analistas opinan que, en cualquier caso, Marruecos comprendió el poco aporte de su alejamiento del contexto panafricano y que, al fin y al cabo, tener voz y voto dentro de la organización le favorecerá mucho más.


Antonio Paneque. Periodista de la Redacción África y Medio Oriente de Prensa Latina
Observatorio de Medios del Centro de Saberes Africanos, Americanos y Caribeños

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