Mundo enfermo
En 1347, se desató una oleada de muertes en la Península de Crimea. Sus habitantes huían despavoridos llevando con ellos el contagio a otras poblaciones. La primera de ellas, Italia, a la par de cuyo dinamismo se expandió la peste, bautizada por el color oscuro de las lecciones, como “negra”. Era la peste bubónica, trasmitida por ratas y pulgas. Pronto se convirtió en una pandemia que azotó a Europa, Asia y África y se prolongó por seis años, en su etapa pico. La enfermedad también se posicionó debido a los malos hábitos alimentarios e higiénicos de los europeos, al punto que una de las pocas medidas que tomaron para frenar el virus fue quemar sus desaseadas ropas.