Como cada tercer lunes de mayo, las populares trenzas dejan su habitual imagen estilística para convertirse en un símbolo de identidad y rebeldía, que enarbolan hoy afrodescendientes panameñas en sus cabellos. A juicio de Alberto Barrow, miembro del Observatorio Panamá Afro, la tradición comenzó con la denuncia de una madre de familia de ese origen, a cuya hija no le permitieron entrar a su plantel educativo con trencitas.
Desde entonces surgió en Panamá el Día de las Trenzas, una celebración que tiene lugar en el mes de la etnia negra, y cuyo escenario inicial fue la capitalina escuela República de Haití, nación que lideró la primera rebelión independentista en América Latina y el Caribe. Pero lo que inicialmente constituyó una forma de protesta, hoy es visto como un homenaje a la multiculturalidad de una nación, que también vio florecer su economía gracias a las manos negras llegadas de África y el Caribe.
En la cultura africana la mujer ha tenido que optar por amarrar su cabello, ya sea por uso religioso, decorativo o funcional, explicó la especialista Silvia Miller, quien recordó que los afropanameños son descendientes de los esclavos africanos que llegaron al Istmo durante la conquista y la colonización española, a partir del siglo XV. A estos se suman la población descendiente de los antillanos, que arribaron como mano de obra durante el siglo XX para la construcción del Canal de Panamá, precisó.
Concursos, festivales y desfiles son algunas de las actividades que le hacen el honor a este peinado, cuyos orígenes todos ubican en el continente negro, pero que en poco tiempo, con el auge de la esclavitud, llegó a formar parte de la rutina estilística de esta parte del mundo, y más allá.
Y es que este peinado entrecruzado de tres o más mechones de pelo, considerado simple y elegante porque no requiere de productos químicos para su ejecución y mantenimiento, también tiene una versión francesa y holandesa. Lo cierto es que la tradición de usar trenzas llegó con las mujeres negras procedentes de África al continente americano para ser esclavizadas, y con el tiempo se asentó entre los afrodescendientes en Panamá, aunque no fue hasta la década de 1960 que se arraigó su uso.
Al igual que las trenzas, la historia y el presente de la etnia negra panameña lograron entrar a las aulas y a la sociedad para romper ciertos cánones racistas, gracias a esta conmemoración y al Día de los Afrodescendientes, instituido el 30 de mayo de 2000. Cada tercer lunes de mayo el llamado es a reconocer, en los trenzados de cabello, utilizados durante la época colonial como estrategia de supervivencia y liberación, una parte de la idiosincrasia del mosaico cultural istmeño.