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Opinión

Haití, de potencia económica del Caribe al país más pobre de la región

De potencia económica del Caribe al país más pobre de la regiónDe potencia económica del Caribe al país más pobre de la región

Los primeros pobladores de Haití, que ocuparon la parte occidental de la isla La Española o Hispaniola, llegaron hace varios miles de años posiblemente hacia el 7000 A.C. Es probable, que estos primeros habitantes fueron llegando desde América del Sur a través del arco de las Antillas Menores hasta alcanzar la isla. La llegada de Colón a la isla se produjo durante el primer viaje que realizara el invasor genovés a ese territorio el día 5 de diciembre de 1492, parte de la tripulación se quedó en la isla. La población local fue esclavizada para laborar en las plantaciones y en las minas, al principio se generaron varios intentos de rebelión por parte de los originarios del asentamiento, seguidos de represiones brutales por parte de los invasores-colonizadores en contra de la población aborigen. 

En 1665, Francia despoja a España la parte occidental de la isla, posteriormente, con el tratado de Ryswick firmado el 20 de septiembre de 1697, da por terminado el conflicto de Inglaterra, Holanda y España con Francia. De esta manera, se formaliza la cesión de esa zona a Francia, la cual estaba en manos de los españoles. De Francia adquirió el nombre de Saint-Domingue, existiendo la primera capital Cabo Francés (actual Cabo Haitiano), puerto ubicado en el norte del país.

 “Francia obtiene de España la parte occidental de la isla de Santo Domingo (que luego se convertiría en Haití)”.  La isla prontamente se transformó en la principal colonia francesa con más potencial económico, gracias a la expansión de plantaciones de azúcar, llegando a representar la mitad del consumo del rubro de Europa, en donde sus principales productos de exportación eran el azúcar, el café, el tabaco, entre otros. “El cultivo de la caña de azúcar convierte a la actual Haití en una de las colonias más prósperas del Caribe gracias a la demanda de los recién independizados Estados Unidos”.  

Es importante resaltar, que Haití era una colonia prospera, porque se sustentaba en la mano de obra esclava que solamente beneficiaba a los colonizadores franceses, y los grandes terratenientes que exportaban el azúcar y otros rubros a Francia y, a varios países de Europa.

Consecuencias de la independencia haitiana

El territorio se independizó de Francia con el nombre de Haití, fue la segunda nación americana en independizarse  el 01 enero de 1804, después de los Estados Unidos, es considerada como la primera república "negra" del mundo, y una de las pocas rebeliones de esclavos culminada con éxito en la región. Por otra parte, los blancos con muy pocas excepciones, son exterminados o expulsados del país, por lo que éste queda habitado y gobernado por negros y mulatos. La economía de las plantaciones, sin la mano de obra esclava desciende bruscamente, afectando a la población haitiana de manera impresionante; a pesar de diversos intentos de reactivarla mediante trabajos forzados remunerados. Ante esta situación, los esclavos libertos deciden cultivar para su subsistencia familiar.

Haití, sufre un largo período de aislamiento internacional promovido fundamentalmente por las potencias europeas, como Francia, España, Inglaterra y los Estados Unidos, que no admitían la existencia de una nación gobernada por ex-esclavos; lo que implicaba una amenaza para sus propios sistemas esclavistas. Además, la Revolución Haitiana impacto en toda la zona del Caribe, asestando un duro golpe al sistema esclavista predominante en la región. 

Caber destacar, que la economía de Haití después de la independencia lograda por el líder Dessalines el 1 de enero de 1804, se vio truncada por el bloqueo impuesto por los imperios francés, español, británico y estadounidense, que fueron derrotados por los esclavizados negros de la isla caribeña.  Aunado a ello, las contradicciones que existieron entre los líderes de las regiones, comenzando por Toussaint, Dessalines, Henri Christophe, Petion, entre otros; en donde cada uno de los líderes que intervinieron en la contienda, se auto-proclamaban; presidente, monarca o emperador del territorio ocupado, provocando una anarquía que no conducía a restablecer el orden en la isla, y así poder restituir la economía haitiana para el beneficios de sus ciudadanos.

A partir de ese momento histórico, Haití se ha convertido en el país más pobre de la región. Su economía está basada en la actualidad en la subsistencia (la economía informal), en donde, anteriormente, el azúcar, el café, el tabaco, entre otros; era el sustento de los imperios. 

Lastimosamente, el costo de la independencia le ha costado caro a los ciudadanos haitianos, los dominios derrotados como Francia, no le perdonaran nunca a los caribeños haberse liberados de las garras imperiales. Haití será “tratado como enemigo por Francia”, cuya escuadra, “está pronta para establecer el bloqueo más riguroso de los puertos de la isla”.   

Debido al bloqueo impuesto por Francia a la isla y, la solidaridad en conjunto de los países imperiales en no establecer relaciones comerciales con territorio insular, obligaron a las autoridades del país a sucumbir ante las presiones de los imperios. 

“La economía haitiana dependía de la exportación de productos agrícolas a Francia y Nueva Orleans (…). La potencia francesa, los Estados Unidos y Canadá, suspendieron la importación de bienes haitianos hasta la debacle de su economía” . 

Francia, en un reglamento con fecha 17 de abril de 1825, impuesta por Carlos X, “concede” al nuevo Estado su independencia a cambio del pago de 150 millones de francos de oro para indemnizar a los antiguos colonos y del compromiso de intercambios comerciales privilegiados en favor de Francia. 

Incluso, el gobierno francés indujo un bloqueo contra el azúcar haitiana, provocando gran afectación a la economía de la incipiente República. Nacía así la doble deuda externa de Haití, el altísimo precio que el Estado afro-descendiente tuvo que pagar para ser reconocido como tal en el ámbito internacional. Años más tarde, Haití solicitó a Francia restablecer los vínculos diplomáticos y comerciales, para ello la potencia europea en 1825 envió varios navíos con 500 cañones para firmar un “Tratado”. Demandaban una “reparación” de 150 millones de francos oro posteriormente reducidos a 90 millones, en todo caso, la suma era exorbitante, considerando que Napoleón vendió la Luisiana a Estados Unidos por 80 millones en 1803. Haití pagó las reparaciones a Francia en 1833, y para finiquitar rápidamente la impuesta deuda tomó préstamos con altos intereses, al parecer, a bancos estadounidenses, cuyo repago aparentemente finalizó en 1947.  

Es el peor cinismo que puede hacerle un imperio a un país que desea ser libre e independiente. En todo caso, la indemnización debía ser para los haitianos, ya que fueron sus ciudadanos esclavizados por los franceses para sus beneficios corporativos en perjuicio de los habitantes negros de la isla, provocando de esta manera, una pobreza extrema que hasta nuestros días se ve reflejada en la isla caribeña. 

“La doble deuda de la independencia, la deuda con el Estado francés para indemnizar a los antiguos colonos y la deuda con los banqueros parisinos. Pero la situación económica del país, luego de años de guerra y de un bloqueo, ya no es la situación de la floreciente colonia, veinte años atrás”.  

En el siglo XX Haití, ha sido víctima de la ocupación estadounidense, llevando dentro de la isla un clima desolador en contra de la población haitiana. Su economía diezmada con un estado débil, da muestra de la falta de voluntad políticas de la élite gobernante, para enfrentar las políticas impuestas desde la metrópolis; 

Al riesgo de un Estado muy débil, necesitado constantemente de protección exterior, formal durante el siglo XIX, abierta con la ocupación norteamericana de 1916 a 1935 que antecede a la emergencia de los episodios de dictaduras populistas y sanguinarias del siglo XX: el balance no puede ser más penoso. Sucintamente: la renta per cápita de sus casi ocho millones de habitantes ha declinado imparablemente en la última década; el déficit en alimentos progresa anualmente, agravando una tasa de cobertura de las importaciones que no supera el 30 por 100; la deforestación derivada del uso masivo de carbón vegetal amenaza los fundamentos mismos del mundo campesino que sobrevive en el pays dehors, arrojando a la emigración hacia los bidonvilles o hacia América del Norte; los 58 años de esperanza de vida, con un 74 por 1.000 de mortalidad infantil, registran un fondo de pobreza ciertamente espeluznante.    

Jean Bertrand Aristide

Jean Bertrand Aristide Jean Bertrand Aristide En la última década del siglo XX,  hace su presencia en la política haitiana Jean Bertrand Aristide, los sectores menos favorecidos de la isla caribeña, lo observaban como la persona carismática y querida por su pueblo, que podía llevar los destino del país hacia una vida justa entre iguales. 

“Aristide fue el prototipo del hombre de acción haitiano: era pobre, religioso, militante, deseoso de cambiar la situación y sobre todo extremadamente inteligente, además de querido por los de «abajo»”.  

Aristide quiso implementar medidas urgentes en favor de su pueblo, como la reforma agraria, saneamiento de la economía, combate a la corrupción, seguridad social a la población, dotación a los cuerpos policiales para combatir el crimen, la acción cívico-militar, en esta nueva coyuntura política, el pueblo se convirtió en el protagonista del nuevo gobierno, entre otros. 

Resulta claro, que por la actitud tomada por el primer mandatario en favor de la mayoría de los haitianos que estaban en pobreza extrema, estaba latente el golpe de Estado, que se llevaría a cabo en su contra a su regreso de Nueva York. De esta manera, el anunciado golpe de Estado se produjo el 30 de septiembre de 1991, dirigido por el propio general Cedras, apoyado por la cúpula militar y los miembros de la élite haitiana, quienes consideraban intolerables las reformas emprendidas por el mandatario.

Después de permanecer por más de tres años (3)  en el exilio, Aristide regresa a su país para restablecer la democracia y el orden interno en la isla para realizar los cambios profundos que requería el país. 

Aristide pudo regresar el 15 de octubre de 1994. Recibido triunfalmente por su pueblo, sus primeras palabras fueron «No a la violencia, no a la venganza y sí a la reconciliación». Inmediatamente jubiló a todos los militares de grado superior y reorganizó el ejército. El Fondo Monetario Internacional, le aconsejó el inicio de una política de privatizaciones. Convocó a elecciones presidenciales para diciembre de 1995, a las que no podía volver a presentarse ya que la Constitución prohibía un segundo mandato. Aristide impulsó a su amigo René Préval, y creó lo que hoy es el partido político más importante de Haití, Fanmi Lavalas, resultando electo, la sucesión presidencial tuvo lugar el 7 de febrero de 1996 .

Finalmente, Aristide decide participar en las elecciones presidenciales del año 2000, siendo electo sin la participación de la oposición, ya que la misma, alegaba que las pasadas elecciones presidenciales habían sido fraudulentas. “La oposición se niega además a participar en las elecciones a menos de que Aristide dimita”. . 

Aristide, se vio presionado por los EE.UU. el gobierno estadounidense y sus adversarios políticos de la isla antillana lo visualizaron como un presidente de izquierda por las reformas que quería implementar a favor del pueblo. 

“El 28 de julio de 2001, hombres armados y vestidos con ropas de camuflaje, presuntamente antiguos oficiales del Ejército, atacaron tres estaciones policiales en otras tantas localidades del norte y el sur así como la Academia de la PNH en Puerto Príncipe, matando a cinco agentes”. 

Estas acciones se realizaban por el temor de las élites haitianas y del imperialismo norteamericano de perder sus privilegios. Esta situación de enfrentamiento, entre los partidarios de Aristide y los sectores de oposición, se convirtió en la justificación para derrotar al presidente Aristide, por la supuesta ingobernabilidad del país. El mandatario fue secuestrado el último día de febrero por soldados estadounidense y enviado a Sudáfrica. “Ya con Aristide fuera del país, los Estados Unidos solicitaron al Consejo de Seguridad de la ONU, la creación de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (MINUSTAH), fuerza que permanece hasta hoy en día en el país”.  

La actual crisis de Haití 

Haití presenta en la actualidad una crisis humanitaria después del terremoto del año 2010, en donde los organismos internacionales se han hecho de la vista gorda ante la amenaza de epidemia. En este sentido, la ONU con él envió de los cascos azules a la isla caribeña, han complicado más el problema sanitario en perjuicio de la población haitiana. 

El organismo internacional ha reconocido que por error y sin previa revisión del personal militar que envió a la isla, infectaron a las personas del país caribeño. “Cuando el dirigente de las Naciones Unidas se disculpó con los haitianos por la epidemia de cólera que ha asolado a ese país durante más de seis años (provocada por los integrantes de las fuerzas de paz infectados que envió para protegerlos), declaró que tenían la “responsabilidad moral” de arreglar las cosas”.  

Haití está condenada al abandono internacional por parte de los países desarrollados y de los organismos financieros internacionales como el FMI y BM. Por el hecho, de haberse liberado de la opresión francesa a partir del siglo XIX; a partir de ese momento histórico, los habitantes de la isla caribeña han sido objeto de todos los experimentos impuestos por las potencias, como las dictaduras, los terremotos, el cólera, entre otros. 

La crisis alimentaria en Haití es el resultado de las reformas económicas de carácter estructural que han aplicado los gobiernos de la región latinoamericana y caribeña producto de las presiones de los organismos financieros internacionales, como es el caso del Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Estas organizaciones se niegan a otorgar préstamos a los países en desarrollo si ellos no aplican políticas de apertura de mercado: disminuciones arancelarias, eliminación de subsidios, reducciones o eliminación total de programas de incentivo económico a los agricultores y privatización de empresas públicas, entre otras.  

En la última década del siglo pasado, Haití se perfilaba como una potencia en la producción de arroz de la región, sin embargo, por presiones de los EE. UU., y de los organismos internacionales como el FMI, BM, entre otros; impidieron su desarrollo económico. Sus gobernantes se han visto en la necesidad de aplicar políticas arancelarias en el cual, el gobierno redujo drásticamente los aranceles con el propósito de aceptar los rubros del exterior en perjuicio de los productores internos. “El arancel promedio en Haití pasa en 20 años entre 1982 y 2002, de 27,7% en 1982, a 2,9% en 2002”.  .Es por ello, que la economía de la isla esta diezmada por más de un siglo, la cual, se encuentra en la banca rota después de la independencia. 

Con la administración de Bil Clinton, el presidente estadounidense ocasionó que la producción de arroz fuese vetada por parte de los interesados en adquirir el producto, lo que llevó a la quiebra a los productores del cereal en la isla caribeña. 

A continuación, los datos estadísticos de la isla caribeña, para corroborar los índices de pobreza de sus habitantes, servicios de salud, educación de la población haitiana, así como los datos económicos. 

La pobreza es más extrema en las zonas rurales, que en la ciudad, donde residen casi las dos terceras partes de los 7,5 millones de habitantes del país. El 80% de la población sobrevive con menos de US$1 al día, según el Banco Interamericano de Desarrollo. En materia de salud, el país caribeño invierte muy poco en la salubridad de la población haitiana, en su informe “Subraya que el gasto público per cápita en salud es de US$13 al año, por debajo del promedio de US$15 en los países de bajo ingreso, y mucho menos que el promedio entre sus vecinos como la República Dominicana (US$180) y Cuba (US$781”.  

Existen 10 médicos por cada 100.000 habitantes. Prevalece una mortalidad infantil muy alta y prolifera una gran cantidad de patologías como el sida, el cólera, la tuberculosis, entre otros. Asimismo, se estima que el número de niños menores de 15 años que han perdido por lo menos a uno de sus padres por el SIDA asciende a 200.000.

La relación de clínicas por habitante a nivel nacional es de 0,3 cada 10.000, muy por debajo de la norma establecida por el Ministerio de Salud Pública y Población de Haití.(…).“La disminución de la ayuda internacional significa que a menos que se priorice la atención  primaria de la salud mediante un mayor acceso a tratamientos esenciales para los más necesitados, la cobertura universal de salud no será posible”, dijo Eleonora Cavagnero, Economista en Salud para Haití del Banco Mundial y autora principal del informe.  

La educación en Haití, también se ha visto afectada por falta de un presupuesto justo para la población haitiana, y así, garantizarles una mejor calidad de vida a los ciudadanos. “El gobierno asigna sólo una pequeña proporción de su presupuesto al sector (3,5% del PIB en 2014 de acuerdo con la Evaluación de la Pobreza de Haití del Banco Mundial) y solamente opera alrededor del 15% de todas las escuelas”.   En que más de la mitad de las mujeres haitianas adultas no saben leer ni escribir. 

Sus habitantes tienen un bajo nivel de vida en relación a los 196 países del ranking de PIB per cápita. En cuanto al Índice de Desarrollo Humano o IDH, que elabora las Naciones Unidas para medir el progreso de un país y que en definitiva nos muestra el nivel de vida de sus habitantes, indica que los haitianos están entre los que peor calidad de vida tienen del mundo. “La mayoría de las naciones de la región registraron un IDH alto y medio, con un sólo país en la categoría de bajo, Haití (en el puesto mundial 163); siendo Chile en el puesto 38, y Argentina, en el 45, los únicos países latinoamericanos con un desarrollo humano muy alto”.  

La gran Haiti, la que exportó su sangre e ideas libertarias a toda la América, se niega a sucumbir a un sino impuesto por los opresores del pasado. La deuda de Nuestra América con la isla Libertaria aún no se ha saldado. Todo lo que se haga a favor de Haití no es un favor, es una causa de reciprocidad con el primer patrocinante de las independencias en el continente americano.


PE/ Observatorio de medios del centro de saberes Africanos, Americanos y Caribeños

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