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Opinión

El destino de los gobiernos paralelos o el exilio al que llevan a Guaidó

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Le ha costado  a EEUU que los gobiernos europeos, de manera automática, se plieguen a la estrategia de gobierno paralelo en Venezuela.

 Le tocará a Trump recordarle a Europa Occidental su papel en el tablero geopolítico diseñado por EEUU: industria y comercio, porque la política la decide Washington, que es el dueño de las armas. Ha tenido EEUU que asumir directamente  la escalada multilateral anti Venezuela —no lo consiguió con la OEA y los de Lima andan sumidos en sus inocultables crisis internas— y enviar a su Secretario de Estado al Consejo de Seguridad para colocar al país de Bolívar y Chávez en la agenda  de la conflictividad, tratando de seguir modelos anteriores como los de Afganistán o Libia, de legalizar las violaciones al derecho internacional que ya viene haciendo en Venezuela con el bloqueo económico. Ya en lo militar lo ha violado antes con la invasión a Iraq y bombardeos en Siria.  Es la convicción de los gobiernos estadounidenses de creerse por encima del ordenamiento jurídico internacional.

La estrategia ahora es la del gobierno paralelo. Ese tipo de gobierno, ya sea instalado  en reductos de un territorio nacional o en el exilio, tiene una historia de vieja data y por lo general se desgasta debido a que sus financistas esperan que la población del país afectado brinde al gobierno autoproclamado apoyo incondicional. No obstante, muy pocos, por su camuflaje golpista y caprichoso, toman el poder. Mención aparte merecen aquellos gobiernos que fueron obligados por los nazis a salir de su territorioss durante las  grandes guerras europeas, llamadas “mundiales”.  

El ejercicio efectivo del poder significa control del territorio, colaboración entre los poderes públicos legales, mando sobre las organizaciones sustantivas y operaciones del ejecutivo (incluyendo la militar) y  legitimidad popular, todo ello de acuerdo con lo establecido en la Carta Magna. Cuando se producen hechos contrarios a esto se está ante un golpe de Estado.

En el caso de muchos golpes de Estado que se han dado en el Sur, las administraciones gringas no se pronuncian abiertamente hasta que los golpistas dejan ver sus intenciones. Si son neoliberales, la táctica inmediata es “preocuparse”, pedir a las partes respetar los derechos humanos, y solicitarle a los golpistas llamar a elecciones mientras están en transición. Si el golpista es un “buen chico” puede ir a competir en unos “comicios libres”  que se prepararan para que el “pupilo” gane.

Ahora bien, si los pueblos e instituciones, en especial las militares, van juntos en apoyo a la constitucionalidad, hacen fracasar cualquier tipo de golpe. Cuando falla el intento de imponer un presidente ficticio o paralelo,  sus patrocinadores internacionales (capitaneados por EEUU) le montan su gobierno paralelo y, ante el rechazo cívico militar, lo hacen “funcionar” fuera del territorio nacional, en algún país  irrespetuoso de la autodeterminación de los pueblos. Esto pasó en repetidas oportunidades en el siglo XX. Son hechos poco divulgados motivado a su fracaso.

En Venezuela desde 2017, hay indicios de que se pretende armar este tipo de gobierno ficticio. Con el nombramiento ilegal (por la Asamblea Nacional en desacato) de magistrados que operan desde Colombia o Panamá y ahora con una jugada bufa, teledirigida por EEUU, de golpe suave con un gobierno en la sombra.

En la estrategia de gobierno paralelo, un grupo de gobiernos cómplices se suma a la confabulación , lo financia  y busca una manera de hacerse con los activos del país agredido. Por ejemplo, en el caso venezolano, Londres anuncia descaradamente el robo de oro venezolano por un valor de 1.200 millones de dólares y Washington revela su pretensión de asaltar a la empresa petrolera venezolana CITGO. Ansían derrocar a un gobierno legítimo y robarse los recursos de una nación. 

Gobiernos en el exilio los hay para todos los gustos, Por ejemplo, desde 1920 dos dinastías iraníes despachan desde EEUU como gobiernos “legítimos" de Irán. Coincidencialmente varios de esos gobiernos “operan” en EEUU. 

La España de Sánchez y Rajoy debió montarle cacería a los independentistas de Catalunya que se habían refugiado en Bruselas como gobierno catalán. Antes Rajoy se cansó de darle palo a los catalanes. La mayoría está en prisión. 

En Cuba, en 1961, un traidor a la Patria quiso aprovechar la invasión gringa a Bahía de Cochinos y se autoproclamó presidente custodiado por la CIA. Moriría de mengua esperando ejercer su ficticio poder, mientras la Revolución Cubana se fortalecía. Hasta los chinos tienen un gobierno exiliado desde 1949.

Las referencias más cercanas son la Libia de Gadafi donde la traición y el poderío de la OTAN derrocó al lider y liquidó al país. A Libia le robaron incalculables reservas de oro de las bóvedas del Banco Central y más de 200 mil millones de euros y dólares colocados en banco internacional.  

En Siria,  se dieron contra el muro popular y con la poderosa Rusia. Están saliendo derrotados por la fuerza y patriotismo de un pueblo irreductible.

En Venezuela, siguen en su estrategia. Le dan una bocanada de oxigeno a los opos venezolanos y le imponen a Guaidó, un vocero distinto a los ya desechados y desechadas.  El gobierno de Trump, ante de la ineficiencia de la OEA y “los de Lima”  de intimidar y llevar a Venezuela al Consejo de Seguridad, para seguir su puesta en escena, se expone a sí mismo y mide fuerzas en ese escenario, al que poco respeta, salvo cuando países que no le temen le recuerdan que ya no estamos ni en la última década del siglo XX ni en la primera del siglo XXI. 

Ante este revés en la ONU, es probable que eche suerte, a través de sus subordinados en el Consejo de Derechos Humanos y la Corte Penal Internacional. Con Venezuela se prueban todas las recomendaciones de Manual del Golpe de Estado y se inventan otras. 

Con este gobierno ficticio, experimentarán con la violencia interna y aumentarán el bloqueo comercial hasta llevarlo a un embargo. Son de esperarse leyes intervencionistas gringas estilo Helms-Bulton.

Aun así, los únicos  gobiernos legales y legitimados son los que gozan del respaldo espontáneo de la base popular, la nacionalista, que incluso está en los sectores de oposición.  Y ese nacionalismo que representa el sentir de muchos pueblos del mundo que luchan contra las aventuras imperiales, encontrará eco y solidaridad mundial. Y eso ya sucede, hasta en el pueblo estadounidense, europeo, suramericano, por citar aquellos que aún son gobernados por una irrespetuosa y voraz derecha internacional.

Las agresiones destempladas serán rechazadas por la conciencia nacional e internacional. 

Por encima de las opiniones encontradas estará el ser Patriota, hijo o hija de Venezuela.

“La Patria no se vende, la Patria se defiende”. No se vende y menos todavía su independencia, que como bien dijo Simón Bolívar, es el bien más preciado que hemos conquistado aun a costa de los otros bienes.

La defensa de Venezuela contra el imperio euroestadounidense es la gran batalla del Sur y las naciones dignas contra los últimos estertores de un monstruo se resiste a dejar vivir en paz a la humanidad.


Autor: Reinaldo Bolívar
Observatorio de medios del Centro de Saberes Africanos,Americanos y Caribeños

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