La siguiente es una entrevista del Profesor Reinaldo Bolívar, Internacionalista y Presidente del Centro de Saberes Africanos, Americanos y Caribeños para el portal Investig´Action de Michel Collon en Bruselas
Investig´Action: Usted tiene una muy larga experiencia de las relaciones diplomáticas entre Venezuela y el mundo. Estos días vemos como numerosas naciones, frente a esta tentativa de atentado, han manifestado su solidaridad al Presidente Maduro. Pero al mismo tiempo hemos visto como algunas potencias, en particular Estados Unidos y sus aliados en América Latina y la Unión Europea mantienen una posición hostil frente a la Revolución Bolivariana. ¿En el ajedrez político internacional usted piensa que esta tentativa de atentado va a cambiar las relaciones internacionales?
Reinaldo Bolívar: El Presidente Nicolás Maduro, basado en la contundencia de las primeras pruebas que arroja la investigación en desarrollo ha denunciado que la organización del intento de magnicidio se realizó desde Bogotá (Colombia) y desde Miami (EEUU). La reacción de Colombia, tal vez por el cambio de gobierno (de Santos a Duque) ha sido más bien tímida y evasiva. Mientras que la de EEUU fue algo más diplomática como se expresa en la reunión del Canciller de Venezuela con el encargado de Negocios de EEUU. En esa reunión Venezuela, reiteró la petición pública del Presidente Maduro a Washington de colaborar en la investigación al tenerse la certeza de que hay venezolanos residentes en Miami involucrados en la autoría intelectual del magnicidio frustrado. Considero que estas dos conductas van a orientar las reacciones sobre el acontecimiento, en especial en los gobiernos que siguen a la administración Trump en su política contra Venezuela, tales como el Grupo de Lima y la Unión Europea. Esto no significa cambios en la errada política de bloqueo económica y guerra diplomática contra la Revolución Bolivariana, pero si una revisión de los métodos irracionales que pretenden usar, como la violencia física, al verse descubiertos ante la opinión pública mundial.
El atentado contra el Presidente Maduro y el alto mando político, hablando en términos ajedrecísticos, pone en jaque a gobiernos enemigos de Venezuela, y les obliga a mover sus piezas menores para proteger su imagen de jueces y ductores de la política internacional. En el caso de los gobiernos más conscientes y respetuosos del derecho internacional como el Movimiento de Países No Alineados, y las organizaciones del Sur como la OPEP, ALBA, la Conferencia Islámica, los conmina a condenar esto actos desestabilizadores a riesgo de que puedan ser repetidos en sus países. No olvidemos, por ejemplo el reciente atentado que sufrió el actual presidente de Zimbabue. Los países del Sur deben hacer causa común para proteger sus instituciones y sus liderazgos, es la hora.
Investig´Action: Usted posee un amplio conocimiento del Continente Africano donde se han producido numerosos atentados y asesinatos de líderes y Presidentes, atentados que la historia sanciono por haber sido muchas veces instigados o realizados de forma directa o encubierta por grandes potencias. El Presidente Maduro responsabilizo directamente Bogotá y el Presidente Manuel Santos de este atentado con el apoyo de Washington. ¿Usted piensa que a futuro grandes potencias persistirán en este método o que otras grandes potencias se opondrán firmemente?
Reinaldo Bolívar: Lamentablemente, la cobardía del magnicidio persiste desde tiempos inmemoriales.. En las cortes europeas se produjeron verdaderas matanzas de familias reales a lo largo de la historia por el acceso al poder político. Hermanos que asesinaban a sus propios hermanos o hasta a sus padres. O en el antiguo Egipto los asesinatos de faraones. En la India aún se llora el martirio de Gandhi en plena expresión de su liderazgo regional e influencia mundial.
El metodo del magnicidio es recurrente. De ello no se ha escapado ni Estados Unidos que vio asesinar a los Lincoln y a Kennedy, quienes habían abrazado causas incomodas para las elites. O de líderes mundiales como Luther King y Malcolm X. Ni el Vaticano. Juan Pablo II estuvo a punto de perecer víctima del fanatismo inducido.
El Libertador Simón Bolívar sufrió varios atentados en el ejercicio del mando supremos, los más recordados fueron en Jamaica, en Guárico y en Bogotá. Venezuela perdió en Colombia al Segundo de Bolívar, el General Antonio José de Sucre, que había sido Presidente de Ecuador y estaba llamado a suceder al Libertado en la Presidencia de Colombia la Grande. En Nuestra América Fidel Castro narró las múltiples veces que intentaron matarlo, Hugo Chávez narró como evitó ser asesinado el 12 de abril de 2002, luego del golpe de estado; y si queremos una materialización tenemos la muerte del líder presidente de Granada Maurice Bishop.
En África las potencias imperiales decidieron acabar con el socialismo africano aniquilando al liderazgo, así murieron directa o indirectamente hombres como Amílcar Cabral, Thomas Sankara, Patrice Lumumba, Gamal Nasser, Agostino Neto, Eduardo Mondlane, entre otros. Y más recientemente (2011) el magnicidio público y aplaudido por la Canciller de Obama, de Mohama Gadafi.
Muy cerca de África el envenenamiento de Yasser Arafat por el sionismo israelí; y el circo macabro montado por EEUU para acabar con la vida del líder iraquí Saddam Hussein, dan cuenta que este método de cruel y detestable injerencia no se va a terminar. Seguirá siendo una inexplicable opción de los desesperados por dominar a los países del Sur.
A ninguna nación civilizada del mundo conviene este tipo de barbarie. Pero evidentemente el método, como el de las guerras y bombardeos indiscriminados contra los pueblos forma parte del repertorio de acciones de las potencias que se creen las dueñas del mundo. No olvidemos, las veces que han invocado que la solución final en Siria pasa por la muerte de su Presidente.
Ante ello, siempre queda la esperanza de la claridad del liderazgo actual tanto personal como partidista de países fuertes que han dado muestra de su racionalidad en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y en la contención del terrorismo en Siria, como Rusia y China.