Haitianos peregrinan para un "baño de la suerte"
Cada año a mediados de julio, cientos de fieles y curiosos peregrinan hacia el Salto del Agua, una mítica cascada a unos 100 kilómetros al norte de esta capital, para ganarse la gracia de la Virgen Milagrosa durante las fiestas de Nuestra Señora del Carmen.
"Caminamos hacia allá cada año, es una tradición para purificarnos y comenzar un nuevo ciclo", dijo a Sputnik Marie Leroy, quien por primera vez llevó a sus hijas adolescentes. "Fuimos a pedir por nuestras familias para no caer en manos de bandidos", aseguró mientras el país se hunde en la violencia de las pandillas que dejaron centenares de muertes durante este mes.
La peregrinación es una de las muestras del alto sincretismo del vudú con las religiones cristianas impuestas por los franceses a los hombres y mujeres esclavizados y provenientes de África, pues la Virgen es muy popular en los espacios voduistas y sus fieles aseguran que trae buena suerte y prosperidad.
Una de las leyendas más difundidas da cuenta que un hombre de unos 70 años llamado Fortuné vio aparecer a la virgen en Saut d'Eau cuando estaba perdido con su caballo en un pequeño bosque de palmeras y flores silvestres a la entrada de la ciudad. En ese momento distinguió la imagen de una mujer coronada de estrellas que llevaba en brazos a un infante.
Desde entonces, cada año al menos 200.000 personas llegan al sitio a darse un "baño de la suerte" y llevar ofrendas y regalos a la Virgen.
"A veces les llevamos hojas, plantas y hierbas, también flores, jarabes y perfumes y le preparamos platillos", dijo Marie, quien se desplaza anualmente al sitio hace más de dos décadas.
"Para entrar a la cascada nos despojamos de las prendas que llevamos, la idea es alcanzar la pureza, luego debemos vestirnos con ropa nueva", contó.
Además de los devotos, también otros realizan el viaje, aunque esa cifra disminuyó drásticamente en medio de la marcada inseguridad del país y el avance de las pandillas que controlan sitios cada vez más estratégicos.
Escenario de novela
Saut d'Eau también fue el escenario de la única novela del periodista y escritor haitiano Antoine Innocent.
El texto nombrado Mimola (1906) apareció por primera vez en forma de serie en Le Soir, periódico del que era director, y constituye un hito en las letras nacionales, de acuerdo con numerosos críticos.
Para el periodista Dieulermesson Petit Frère, Innocent elabora, a través de Mimola, un cuadro fiel de las creencias populares y las realidades folclóricas de Haití, destacando las tradiciones y prácticas ligadas a valores ancestrales.
"El vudú, la religión de nuestros antepasados, se presenta, así como esa especie de cemento que une y conecta a todos los haitianos, sin distinción de raza o clase", aseguró el autor en una crítica literaria publicada por la revista De isla en isla.
Este mes, al cumplirse 175 años de la aparición de la Virgen Milagrosa, Saut d'eau volvió a reunir a sus fieles, quizás con más fe que nunca para orar por su futuro.