Javier Sotomayor
El 2,43, por demás récord mundial bajo techo, lo firmó el 4 de marzo de 1988, razón por la que ya celebró en este mismo calendario las tres decenas y media de años, sin que nadie se haya podido encaramar en esa azotea
Autor: Oscar Sánchez Serra
Solo diez naciones tienen deportistas cuyos récords mundiales fueron impuestos en el siglo pasado. Es decir, esas marcas sobrepasan o están viviendo su año 23, como mínimo, lo cual da la medida de cuán significativas resultaron entonces, que hasta hoy se mantienen intocables.
Javier Sotomayor Sanabria tiene a Cuba en esa selecta lista, pues ayer su plusmarca mundial en el salto alto, de 2,45 metros, cumplió 30 años invicta. El Soto pudo haber celebrado el onomástico de la singular hazaña en España, país donde la registró, con su hijo, quien también anda volando en busca de la altura del padre. Sin embargo, se apareció en Limonar, la tierra que lo vio nacer, y dijo que allá podía festejarlo con el Sotico, pero que no sería igual que con su gente.
En 30 años se ha hablado muchísimo de ese vuelo, que es igual a sobrepasar una portería de fútbol (2,44) o pasar, desde sus pies, de un lado a otro de una cancha de voleibol por encima de la net (2,43). Curiosamente, esas alturas fueron también cotas del orbe para el matancero. En Puerto Rico se elevó sobre la primera, el 29 de julio de 1989, es decir, que en el venidero 2024 estaría brindando por los 35 años de ese salto, que aún hoy es el segundo mejor de toda la historia. La misma edad tiene el 2,43.
El 2,43, por demás récord mundial bajo techo, lo firmó el 4 de marzo de 1988, razón por la que ya celebró en este mismo calendario las tres decenas y media de años, sin que nadie se haya podido encaramar en esa azotea.
Pero el de Limonar también tiene otro récord mundial: es el hombre, todavía hoy, después de más de 20 años alejado de los colchones y de las varillas, que más veces ha sobrepasado el listón de 2,40 metros. Fueron 17 empinadas cósmicas por arriba de esa demanda. Para que se tenga una idea de la proeza, solo 13 hombres han llegado hasta ella, y el actual líder de la prueba, el qatarí Mutaz Essa Barshim, lo ha logrado en 11, incluyendo (en 2014) 2,43; 2,42 y dos veces 2,41. El tercero que más lo ha hecho, con ocho, es el ucraniano Bohdan Bondarenko.
Su registro del orbe absoluto es, además, el cuarto de más larga data en el sector varonil al aire libre, y el de pista cubierta es el séptimo más añejo entre hombres y mujeres.
Pero sus cotas más altas son su cubanidad y cubanía, entendidas por Miguel Barnet como la calidad de lo cubano, la primera, y la vocación de ser cubano. Por eso quiso, en Limonar, festejar los 30 del 2,45.