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Investigaciones

Las rutas de la droga

La dorga de Colombia a EEUULa dorga de Colombia a EEUULas rutas de la droga *

¿Cuáles son rutas que sigue la droga en el mundo? 

Ruta del Norte: desde Afganistán a Rusia a través de Asia Central

Abierta a mediados de los 90 tras la disolución de la URSS, se consolidó aprovechando la incapacidad de los nuevos Estados para controlar sus fronteras. Este tráfico pasa por Tayikistán, Uzbekistán y Turkmenistán, lo que equivale a unos  2.600 kilómetros fronterizos. A través de ellos, los narcotraficantes aprovechan las rutas del comercio lícito y la connivencia de agentes corruptos.

Los destinos de esta ruta son Asia Central y Rusia y se estima que por allí transita el 25% de la heroína afgana: unas 95 toneladas. De éstas, 70 son consumidas en Rusia y 11 en Asia Central; el resto es incautado o continúa su tránsito. A esto hay que sumar las toneladas de opio que circulan, entre 120 y 130 anuales, además de las entre 780 y 800 toneladas de otro tipos de derivados opiáceos. Aunque el número de incautaciones es relativamente bajo, éstas han aumentados en los últimos años.

El impacto de este tráfico en la región tiene importantes consecuencias,  traducido en un aumento de la violencia ligada al narcotráfico en las repúblicas de Asia Central.  Asimismo, el poder del narco es un factor muy relevante en el debilitamiento de los gobiernos e instituciones de estos países al incentivar la corrupción. El alcance en términos de salud pública no es menor: el 80% del millón y medio de personas infectadas por VIH/SIDA en Rusia son consumidores de heroína; respecto a Asia Central el número de afectados por esta enfermedad se ha multiplicado por 19 en el último decenio.

Ruta del Sur: desde Afganistán al mundo a través de Pakistán

A través de la frontera entre Afganistán y Pakistán se introduce el 40% de los opiáceos afganos, aproximadamente 150 toneladas. A pesar de que Pakistán se ha abierto cada vez más a la observación internacional y a la cooperación, la actividad de la insurgencia en la zona transfronteriza ha impedido controlar la zona con eficacia.

Una buena parte del tráfico (alrededor de 80 toneladas de opio) se queda en Pakistán pero el restante tiene destinos muy variados como Europa, África y Asia e incluso llega a  Estados Unidos y a Canadá. China está aumentando progresivamente la cantidad de opiáceos afganos que recibe, si bien la mayor parte de su demanda la suple el vecino Sureste Asiático.  África se ha convertido en otra de las zonas que demandan opiáceos afganos de forma creciente y, hacia allí, se envían unas 20 toneladas anuales, considerándose no solo un mercado si no también un punto de escala para otros destinos.

Los efectos negativos del tráfico en esta región a través de Pakistán son palpables. El país centroasiático posee una de las tasas de consumo crónico más alta de mundo.  Ligada a esto, existe una epidemia de VIH concentrada entre los consumidores de drogas por inyección con el consecuente riesgo de generar una epidemia generalizada.

Respecto a África, es preocupante su caso al prevalecer el VIH y producirse el aumento del consumo de drogas inyectables. A esto hay que sumar el riesgo de inestabilidad y el terrorismo en la región que aumentan con este tráfico ilícito.

balcanes

Por esta ruta se transporta el 80% de la heroína que llega a Europa. Un 7% adicional se traslada a través de una variación en el norte de los Balcanes, reciente y que evita el paso por suelo turco al cruzar los Balcanes a través de Cáucaso. En total, es el 37%  de la heroína producida en Afganistán.

El camino se inicia en la frontera con Irán, de allí viaja a Turquía y su destino final es Europa. Irán, Pakistán y Turquía son los países en los que se hacen las mayores confiscaciones de heroína del mundo (el 80% de las mismas), lo que ha obligado a buscar vías alternativas.

En el caso de Afganistán los talibanes promueven la producción e incluso le brindan seguridad a las caravanas de tráfico. El opio ha sido el combustible de la guerra, mientras que en Irán los enfrentamientos entre policías y traficantes son comunes. Se cuentan 3.500 bajas solo entre los miembros de los cuerpos de seguridad iraníes.

Los conflictos sin resolver y las tensiones a lo largo de esta ruta impiden el logro de una cooperación regional eficaz para combatir el tráfico de drogas. En el Cáucaso se asientan diversas repúblicas secesionistas y zonas en litigio, sin control real por parte de ninguna autoridad. A su vez, el tráfico ilícito nutre numerosos grupos tanto tribus afganas como mafias iraníes, turcas, búlgaras, griegas o los clanes de Europa del Este, que complementan sus ingresos con otros tráficos ilegales como el comercio de armas y el tráfico de seres humanos.

Las consecuencias del significativo tráfico de opiáceos en la región son dramáticas, en concreto en el caso de Irán. En este país los consumidores ascienden a un millón de personas, una de las tasas per cápita más elevadas de adicción a la heroína en el mundo: el 20% de los iraníes de 15 a 60 años consumen drogas ilícitas y, de ellos, entre el 9% y el 16% se las inyectan según datos de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y Delito (UNODC).

Ruta desde Colombia a Estados Unidos por Centroamérica o el Caribe

El 40% de la cocaína mundial, unas 140 toneladas, se trafica por esta ruta. Los medios de transporte son muy variados desde correos humanos a envíos camuflados entre mercancía licita pasando por envíos postales tradicionales, droga camuflada en vehículos por la frontera americana e incluso submarinos propios para su transporte. La rentabilidad del tráfico ilegal de cocaína explica que se inviertan tantos esfuerzos en mantenerlo pues es la parte más productiva de la cadena. En esta etapa es donde se queda el 98,5% del dinero mientras que el cultivo solo retiene el 1,5%.

Las autoridades de Estados Unidos estiman que el 70% de la cocaína sale de Colombia a través del Pacífico, el 20% a través del Atlántico y el 10% desde Venezuela y el Caribe. De ésta, cerca del 90%  llega a México y cruza la frontera terrestre con EE UU.

El efecto de este tráfico es dramático y, a pesar de los importantes esfuerzos de los gobiernos de la región para atenuar sus devastadores efectos, no hay cambios sustanciales. En México, además de la lucha entre las propias bandas, los cárteles de la droga protagonizan una confrontación abierta con el Gobierno que se salda con varios miles de muertos. Por otra parte, en Centroamérica, las bandas de crimen organizado existentes se han vinculado al narcotráfico, lo que ha potenciado su papel. En países como Honduras y Guatemala ha arreciado la ya altísima tasa de muertes violentas. Al norte, en Estados Unidos, el consumo de drogas es un problema de salud pública de primer orden: la tasa de muertes por consumo de drogas duplica la tasa de homicidios en el vecino del norte.

Ruta desde Bolivia y Perú a Europa por África y el Atlántico

Como efecto de la importante lucha contra los cultivos ilícitos que se ha librado en Colombia, parte de la producción se ha desplazado a Bolivia y Perú. El mercado ha segmentado la oferta: Colombia surte a EE UU mientras que estos dos países andinos suplen, aunque no en exclusividad, la demanda europea, región en la que se localiza un cuarto de los usuarios del mundo.

La vía marítima directa es la ruta predilecta de los narcos pues desde puertos de países sudamericanos como Perú, Venezuela, Brasil e incluso Argentina, zarpan barcos rumbo a Europa, con la mercancía oculta en la estructura de los contenedores o de las mismas embarcaciones. Los puertos de España, Portugal, Holanda o Bélgica son sus destinos europeos.

En cuanto a África, en los últimos años destaca el aumento del tráfico en países como Guinea Bissau, Guinea, Cabo Verde, Gambia, Senegal y Benín. Los buques procedentes de Sudamérica  alcanzan las costas africanas y allí la carga se divide en embarcaciones más pequeñas. El 30% de la misma sirve como pago a los traficantes africanos que la usan para enviarla por sus propios medios o venderla en el mercado local.

El aumento del narcotráfico en este continente se posiciona como un grave problema. Además de la heroína, la cocaína y el crack están esclando posiciones. En general, el tráfico de drogas hacia Europa tiene un efecto mucho mayor en la estabilidad y en la seguridad de las regiones productoras y de tráfico que en los países de destino. El impacto de la violencia, la vulnerabilidad de la seguridad alimentaria y el aumento del consumo son desafíos con los que la región andina lleva varias décadas luchando y que ahora parecen implantarse en África, una región cuyos propios problemas hacen sin duda más complejo el futuro escenario.

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La cocaína

La cocaína es una de las drogas más consumidas actualmente en el mundo, y por ello su tráfico se ha convertido en una variable clave para numerosas dinámicas geopolíticas y económicas tanto en países concretos como a nivel mundial.

Su producción está concentrada en Sudamérica, especialmente en zonas de Colombia, Perú y Bolivia, y desde ahí se distribuye hacia mercados de elevado poder adquisitivo como Estados Unidos, Europa, el golfo Pérsico o Asia-Pacífico. Precisamente es en esa distribución donde distintos actores criminales hacen actos de presencia y el impacto de esta droga se multiplica a nivel político, económico y social.

Los carteles del narcotráfico llevan décadas siendo un actor fundamental en países como Colombia o México, donde la lucha por el control de la producción, transporte y distribución de drogas como la cocaína ha llevado a cruentas guerras entre grupos, un aumento de la corrupción, la criminalidad y la perpetuación de dinámicas de pobreza y desigualdad al debilitar enormemente a los Estados.

El impacto en los países de destino no ha sido menor. Los problemas que la droga ha ocasionado en Estados Unidos han sido mayúsculos —de hecho es uno de los mayores consumidores de cocaína del mundo— en términos sociales y económicos. Tal fue el problema décadas atrás que EE.UU. se lanzó a la llamada Guerra contra las drogas, cuyos resultados han sido también modestos.

Hasta en España, la principal puerta de entrada de la cocaína a Europa, la cocaína hizo estragos en todos los sentidos en regiones como Galicia décadas atrás, y puso a los pies de los principales clanes del narcotráfico la política y la sociedad de la zona. Precisamente por esta reacción que tienen los estados es habitual que los distribuidores cambien con frecuencia las rutas: en los tiempos recientes una de las rutas secundarias es a través del Sahel.


* Autora: Erika Rodríguez. En esglobal.org
** Tomado de  ordenmundial.org
Publicado por AiSUR

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