Por: Edgardo Antonio Ramírez
Dedicado a la memoria de Victoria y Ramón Antonio, mi abuela y abuelo campesino.
La familia fue el núcleo de los clanes y de las tribus nómadas, las cuales, trascendieron con la ocupación y permanencia del territorio. La agricultura fue la palanca cultural, que transformó la organización y la dinámica de la humanidad; satisfacía la necesidad esencial alrededor de la producción de alimentos, a fin de preservar la especie humana.
La tierra (suelo), el agua, el sol y el viento (polinización) son los recursos naturales primarios; que junto al trabajo de las mujeres y de los hombres edificaron la cultura de la agricultura a lo largo de la historia, creando y trasmitiendo oral y escrito los conocimientos de la producción, intercambio, distribución, procesamiento y consumo. El trabajo de la agricultura vegetal y animal, devino en riqueza, y a su vez, es la raíz de la industria.
La transformación de la naturaleza estaba asociada a los conocimientos. Los procesos de enseñanza aprendizaje se fijaban, con la selección y la siembra de las semillas, adecuándolas a las temporadas de invierno o verano y a las fases de la luna. Así como, el desarrollo de los sistemas de riegos y la domesticación de los animales; las plantas medicinales eran las fuentes de la salud; el intercambio y la disputa por los alimentos y el control de las rutas de comercio de las especies constituyeron el mercado que intercalaban la paz y la guerra de la organización de la civilización humana.
La agricultura es la primera forma de producción de la comunidad y de la sociedad ligada a la tierra, la cual, crea la diversidad cultural de las actividades de producción, distribución, procesamiento y consumo. La tierra se convierte en el epicentro productivo.
¿Cómo ha sido el desarrollo histórico de los campesinos? El constructo teórico-praxis está vinculado a la cosmovisión de la cultura de la agricultura, el vivir en el medio rural. Las primeras comunidades nómadas giraban en torno a las actividades de la caza, pesca y recolección. Posteriormente, se echaron las raíces de las primeras organizaciones ocupantes de los territorios mediante la agricultura. Los esclavos y siervos fueron la mano de obra convertida en medios de producción explotados y esclavizados de trabajo.
El desarrollo y decadencia de las ciudades soberanas del esclavismo fue sustituido por la explotación feudal. La mano de obra eran los campesinos libres dueños de la tierra que la trabajaban directamente; los jornaleros agrícolas campesinos asalariados despojados de la tierra, que aprovechaban el tiempo libre para trabajar el área de cultivo de los grandes terratenientes y los explotados sin misericordia. Los terrenos comunales donde pastaban los ganados de los campesinos desaparecieron. El feudalismo priorizaba la división del suelo, para garantizarse el mayor número de tributarios, por ende, buscaban tener más súbditos; pero colapsó con la aparición del capitalismo.
A partir del siglo XVI se acentúa el capitalismo de las ciudades del Mediterráneo. En el campo se basaba en la acumulación originaria, que expropiaba la tierra al productor rural campesino. El proceso histórico de disociación entre el productor y los medios de producción, consolidaba el despojo de sus medios de subsistencia, lanzándolos al mercado de trabajo como proletarios desheredados, convirtiendo a los productores directos en asalariados; al igual, que los medios sociales de vida y producción en capital.
Las tierras de los campesinos cultivadores y terrenos comunales fueron apropiadas y convertidas en pastos para ovejas. El desarrollo del capitalismo impulsado por la manufactura del ganado lanar, garantizaba los dominios públicos y la concentración de la tierra en manos de los terratenientes y capitalistas acaparadores y saqueadores. Carlos Marx, apuntaba, que los burgueses convirtieron el suelo en un artículo puramente comercial. La concentración de las grandes explotaciones agrícolas, aumentaba el éxodo a la ciudad de los nuevos proletarios desheredados del campo. La aristocracia de la tierra se confabuló con la nueva bancocracia, apropiándose de la propiedad privada de la tierra del campesino y lanzándolos como proletarios disponibles para la industria. El monopolio de la tierra incrementaba los precios y bajaba los salarios; ya que, la maximización de las ganancias era el régimen potente y preponderante, surgido de la acumulación originaria, es decir, de la expropiación del productor directo. Además, incluía, la destrucción de la pequeña propiedad privada basada en el trabajo social propio.
Carlos Marx, define a los pequeños productores directos: “La propiedad privada del trabajador sobre sus medios de producción es la base de la pequeña producción y esta es una condición necesaria para el desarrollo de la producción social y de la libre individualidad del propio trabajador.” Orientado a la concepción del trabajo económico.
La configuración de los Estados naciones descansaba en la guerra, para ampliar el territorio de las naciones europeas. Aunado, la confrontación teológica de la reforma protestante versus el catolicismo. La colonización europea de las comunidades aborígenes y el éxodo forzado de los africanos, trajo la implantación global de la esclavitud y racismo. La violencia contra los indios y negros devino en mestizaje cultural, forjándose la resistencia y sobrevivencia de las identidades en condiciones desiguales.
Ahora bien, la maximización de las ganancias capitalista, implicaba los despojos de la propiedad de tierra de los campesinos y del instrumento de trabajo de los artesanos, quienes van a formar el ejército explotado de los asalariados mal remunerados o desempleados. La concentración de la tierra y de los demás medios de producción impiden la regulación social de la naturaleza y el libre desarrollo sin explotación de las fuerzas productivas de la sociedad. El producto de todo trabajo social quedará dividido en las tres principales clases: los capitalistas acumularán la ganancia, los obreros venderán la fuerza de trabajo por salario y los propietarios de la tierra obtendrán la renta.
El régimen capitalista mundial de apropiación monopolista o liberal se institucionalizaba; por la venta de la fuerza de trabajo de los productores convertidos en proletarios y por las condiciones del trabajo convertidas en capital. Por ende, las contradicciones antagónicas de clases están inmersas en la lucha ideológica en tiempos de paz y guerra; materializada en la explotación de la tierra, la experimentación y aplicación de la ciencia y tecnología, las formas combinadas de trabajo, la transformación de los medios de trabajo, y la producción de bienes y servicios en función del mercado global.
La perspectiva dialéctica explicaba la economía política del capitalismo. A partir de las contradicciones antagónicas estudiaba la complementación de las identidades entre la producción y consumo. La producción es consumo y el consumo es producción, cada uno tiene dependencia recíproca, ya que, ambos se reproducen; pero lo trascendental es cuando el productor se hace productor a fin de satisfacer las necesidades básicas y las necesidades creadas; desde la perspectiva societaria capitalista o socialista.
La distribución condiciona a los instrumentos de la producción y a los sujetos de los diversos sectores de la producción. Las diferencias antagónicas nacen del valor de cambio (privado) de las relaciones de producción, ya que, la remuneración del trabajo asalariado y el capital, establecen los precios que determinan la acumulación de la plusvalía. Mientras, el valor de uso prioriza la satisfacción de las necesidades. La lucha de clase impregna las contradicciones de la historia de la humanidad. La aparición del socialismo en Rusia (1917) impulsa la primera socialización de los medios de producción por el Estado y la autogestión cooperativista de los campesinos productores directos.
Las revoluciones aplicaron la reforma agraria, basada en el reparto de la tierra a quienes la trabajan directamente, buscando erradicar la explotación del hombre por el hombre, mejorar las condiciones de vida de los campesinos y garantizar la soberanía alimentaria.
El reparto de la tierra en Venezuela del Libertador Simón Bolívar por haberes militares (10 de octubre 1817) reconocía la lucha de la independencia y los grados militares, despojada de la condición de clase; significaba el triángulo soberano de la guerra social en torno a la tierra: la libertad de la patria, la emancipación social y el trabajo del campo.
La vorágine de la revolución social (1859) del general Ezequiel Zamora, reivindicaba la vigencia de la independencia de la patria, la igualdad social y el trabajo productivo del campo. Hugo Chávez retoma la raíz de la guerra federal: “Tierra y Hombres Libres”; y apremia la síntesis histórica del Árbol de las 3 Raíces: Bolívar Independencia de la Patria, Simón Rodríguez Conocimiento Emancipador y Zamora Trabajo Libre Campesino.
La aprobación de la Ley de Tierra (2001) por el comandante Chávez buscaba la justicia y a su vez, el fortalecimiento del talento social, tecnológico y científico de la nación, para la liberación económica. En este contexto, daba preponderancia a la concreción sostenida de la investigación nacional de pertinencia social y de ruptura con la dependencia tecnológica. La aprobación de las Leyes: 1) Tierra y Desarrollo Rural, Petróleo, Ciencia y Tecnología, Semillas, Pesca, y Poder Popular (dándole importancia política ideológica a las leyes de la Comuna y el Sistema Económico Comunal); 2) El lanzamiento de la Academia de Ciencias Agrícolas de Venezuela, Universidad “Agroecológica Paulo Freire”, Programas Nacionales de Formación Agrícolas, Universidades Politécnicas Territoriales y relanzamiento de las Universidades Experimentales y Escuelas Técnicas Industriales; 3) La creación de la Misión AgroVenezuela; Centro de Alta Tecnología Porcino de Barinas; Fábricas de Tractores, Camiones y Cosechadoras; Organopónicos para la Agricultura Urbana; Misión Árbol y PDVSA Agrícola; 4) La nacionalización de Agropatria, Mercal, PDVAL, Abasto Bicentenario, Lácteos los Andes, Industria Diana, Empresa Nacional de Café y Hatos de ganado bovino y bufalino; 5) La activación de los proyectos estructurantes de las procesadores de maíz y arroz; la extensión de los embalses y las vías rural, entre otros.
Constituyeron los instrumentos edificantes del Plan Estratégico de incremento de la producción nacional e inversión de los sectores claves vegetal, animal, forestal, acuícola y pesquero asegurando la democratización del financiamiento para la producción y la condenación de las deudas, así como, el acceso a los insumos de semillas, fertilizantes y plaguicidas; priorizando la inclusión de los sujetos productivos indígenas, cimarrones, bolivarianos y zamoristas que fueron históricamente olvidados, abandonados, explotados, condenados y traicionados durante la colonización y la Cuarta República.
El comandante Chávez los convocó a organizarse a través de los Consejos Campesinos, los Consejos de Pescadores y Consejos de las Comunas; dando prioridad a la inclusión social productiva y a los procesos de formación liberadora, con el propósito de fortalecer la estructura protagónica de la emancipación socialista y de resistencia a la guerra económica, para lograr la soberanía y seguridad alimentaria; y a su vez, sustituir progresivamente la pérfida filosofía y negocio de las importaciones de alimentos vinculados a los rubros de producción y consumo de la identidad venezolana.
El comandante Hugo Chávez tuvo como propósito inicial estratégico la centralización y el empoderamiento de las investigaciones de los rubros agrícolas de mayor demanda de producción y consumo, ante los entes adscriptos al Ministerio del Poder Popular de Ciencia y Tecnología. La aprobación de la Corporación para el Desarrollo Científico y Tecnológico (CODECYT) en junio 2007, implicaba, la interacción permanente con el poder comunal, a fin de contribuir y fortalecer la alianza científico-campesina necesaria y complementaria. Unificando estas dos vertientes históricas del conocimiento, se direccionaba en favor de la independencia y soberanía de la patria, es decir, lograr el no retorno al capitalismo dependiente soportado por los negocios del rentismo petrolero.
Asimismo, impulsaba la participación protagónica del poder popular a fin de satisfacer las necesidades del pueblo y establecer la soberanía alimentaria de Venezuela, sin dependencia de los factores exógenos de la importación. Concibiendo la priorización y combinación de las experiencias ancestrales y saberes en el quehacer científico en aras de la producción nacional, para ir erradicando las cadenas dependientes e injerencistas que han implantado la derecha nacional e internacional en el suelo patrio.
Los lineamientos socialistas de carácter político, socio-económico, científico, ecológico y tecnológico han sido correctos en torno al principio de la socialización de los medios de producción, así como, relacionar la eficiencia y eficacia con la soberanía y seguridad alimentaria. Ahora bien, para corregir se requiere de la autocrítica de lo no realizado, como: la no profundización de la articulación de los procesos de formación intelectual, científico-técnico y saberes de los sujetos protagónicos productivos con los responsables de las políticas de Estado. Aunado, la falta de seguimiento y control de las metas de los proyectos estructurantes y planes de la nación, lo cual, ha permitido corrupción, burocracia, derroche y privilegios, a costa de las grandes inversiones agrícolas del Estado. Hace falta el castigo ejemplar a través de las leyes inexorables constitucionales.
Igualmente, la falta de un sistema contable nacional digital impide sistematizar el control de las materias primas, insumos, productos naturales y terminados, desde la producción hasta el consumo; y verificar el cumplimiento de las fases de eficiencia y eficacia de las metas y planes productivos, en consecuencia; el rentismo petrolero y la dependencia de las importaciones fortalecieron los privilegios de los tradicionales grupos poderosos de la agroindustria e inescrupulosos comerciantes, así como, la aparición de los nuevos ricos del agronegocio. No olvidemos la traición de los dirigentes prófugos corruptos del gobierno y partido; y los asesinatos de más de 500 dirigentes campesinos revolucionarios y de Chávez, como partes del plan maligno de los imperialistas y sionistas.
La mesa estaba servida para que se profundizara el arma letal de los imperialistas y burgueses: la criminal guerra económica. Por tal razón, que la revolución bolivariana socialista, bajo la guía del presidente Nicolás Maduro ha priorizado a la población más vulnerable. El Estado democrático y social de derecho y de justicia de la revolución ha sido la respuesta y el garante de equilibrar las pesadas cargas, muy difíciles de llevar y echadas sobre las espaldas del pueblo, por los funcionarios herederos del Estado corrupto, indolente y burocrático, que ni siquiera levantan un dedo para extinguirlas.
La profundización de la guerra económica, a partir de 2015 por la administración de Obama y de la Reserva Federal y el Tesoro de los EE.UU., y continuada por Trump, fija la demolición del bolívar como disparador de la hiperinflación y predominio del dólar en las transacciones económicas en los últimos 6 años. Destacamos, la cruda y dura realidad, bajo fuego cruzado imperial: “Desde el 2013 el imperialismo ha inducido criminalmente la depreciación del bolívar en 241.657 millones por ciento, lo que ha derivado en aumento de precios de 11.500 millones por ciento desde ese año y hasta la fecha. Entre 2016 y 2019 dejamos de producir a nivel nacional 105 mil millones de dólares como consecuencia del ataque al bolívar” (Pasqualina Curcio, julio 2020).
Al igual, mantienen el asedio inclemente al pueblo venezolano a través del bloqueo comercial y la amenaza militar yanqui. Los(as) campesinos(as), comuneros(as), pescadores(as) y productores directos a pesar de las adversidades, han logrado la satisfacción de las necesidades alimentarias en cuanto a garantizar la cantidad, calidad y diversidad de los alimentos. Sin embargo, los usureros de la agroindustria dirigidos por Lorenzo Mendoza en contubernio con los capitales foráneos y comerciantes inescrupulosos han fijado la especulación de precios sobre la base del dólar paralelo.
La principal contradicción antagónica es la filosofía injerencista de la revolución verde del capitalismo estadounidense instaurada en el siglo XX, operada por las empresas trasnacionales: Monsanto-Bayer, Syngenta, Dupont, Pionner y Dow. La agricultura industrializada implantó: el derecho de propiedad intelectual de las semillas certificadas transgénicas modificando el flujo de las variedades de las semillas criollas, el monocultivo, el uso intensivo de agroquímicos, la mano obra barata, la maquinaria pesada y la concentración de la tierra; resquebrajando la cultura del trabajo a favor de la maximización de las ganancias, la dependencia de las importaciones y la contaminación.
La dialéctica debe estar en función de transformar la realidad. Las iniciativas han sido sostenidas e intermitentes (cuando la burocracia se filtra). Urge avanzar en la preservación, mejoramiento y multiplicación del germoplasma de la reproducción genética de los propágulos de las plantas que conservan la diversidad genética de las semillas, raíces y esquejes de especies silvestres o criollas de los cultivos de arroz, maíz, café, cacao, ajonjolí y girasol para la producción de aceite, papa, caraota, aguacate, plátano, topocho, cambur, yuca (originaria de Venezuela y Brasil), zanahoria, apio, tomate, auyama, ñame entre otros y frutas. La sabiduría campesina y de los productores directos garantizan las raíces identitarias vinculadas a la cosmovisión de amor a la naturaleza y al trabajo directo de la tierra, desencadenantes de la cultura productiva acumulada de la resistencia de los pueblos indígenas, afrodescendientes y mestizaje.
Es inolvidable, el punto de inflexión de la guerra económica de los años 2016 y 2017, era frustrante ver los anaqueles vacíos de alimentos no distribuidos por los monopolios y oligopolios de la agroindustria interna y foránea, pues, estaban plegados y operaban el derrocamiento del presidente Maduro. Gracias a la lealtad de la cultura de producir alimentos, razón identitaria histórica del Ser: campesino, productor directo y comunero, reponíamos la dignidad y las fuerzas, logrando satisfacer las necesidades alimentarias de la población, con las verduras, granos, vegetales y frutas, más los pescados y la reina de la sardina de los(as) pescadores(as) todo llegaba rebosante y sabroso a los mercados municipales, a las ferias populares y a las esquinas de las grandes metrópolis (lamentablemente los parásitos dueños del transporte hicieron sus jugosas ganancias).
Sin temor a equivocarme los(as) campesinos(as), pescadores(as), comuneros(as) y productores directos son las fuerzas esenciales del trabajo emancipado de la revolución bolivariana. Los cambios de conciencia afloraban por necesidad social, económica y política; rectificándose y modificándose las formas de consumo, distribución, intercambio, procesamiento y producción en favor de la alimentación y salud de las familias. La solidaridad y la complementación del trabajo individual y colectivo emergían con más fuerza, para sentar las bases de priorizar la soberanía con producción nacional.
El Estado revolucionario insurge con los CLAPs y los poderes creadores del pueblo como pez al agua sumergidos en las catacumbas. El espíritu indómito e indoblegable de la resistencia indígena, cimarrones, libertadores y de Chávez, late vigoroso en las mujeres y hombres de los barrios constructores del mapa de las necesidades, para atacar la pobreza extrema y crítica. El imperialismo por muy poderoso que sea, no podrá doblegar al pueblo, no hay marcha atrás, ni traición, pues, se fortalece la conciencia de producir en cualquier espacio. Sumado, la conciencia histórica de la unión invencible cívico militar en torno al amor a la patria, al presidente Maduro y a la revolución bolivariana socialista.
La guerra económica ha propiciado la baja de las importaciones del Estado rentista, impactando favorablemente a desatar la liberación de las fuerzas de trabajo productivo. Las divisas de las importaciones han sido orientadas a la planificación de la producción, al mantenimiento de la infraestructura de la industria y a la generación de tecnología nacional, lo que conduce progresivamente a equilibrar la balanza entre la producción nacional y la importación, a fin de superar la dependencia agroalimentaria impuesta en 1926, cuando el petróleo desplazaba a la agricultura como producto de exportación.
Destacamos, la influencia de la distribución en la comercialización y los precios. Se le presta poca atención a esta fase de apropiación y concentración de la ganancia del capital en detrimento del trabajo social creado y del consumo de la población. Expliquemos la contradicción asociada a la fase de la distribución. Los propietarios de los medios de producción de la agroindustria dirigen y controlan el plan y la inversión; pero el trabajo social necesario de los(as) campesinos(as), pescadores(as), comuneros(as) y productores directos es la fuente de riqueza concretizada de la producción de alimentos. Aunado, el trabajo y el manejo de la tecnología por los asalariados que multiplica el valor agregado de la mercancía. Sin embargo, los dueños de la agroindustria y comerciantes vendedores finales se apropian de las mayores ganancias, cuando su trabajo no está vinculado a producir directamente los alimentos.
Ejemplifiquemos la asimetría de las producciones de los campesinos, productores directos y comuneros más grande de kilógramos en el país de los cultivos de maíz y arroz que tienen entre 3 y 4 meses de trabajo para la cosecha y las musáceas (plátano, cambur y topocho) de semejanzas en las labores agrícolas, pero con diferencias en la cosecha de las unidades por racimo, aproximadamente el plátano contiene 25 plátanos, el cambur da 100 cambures y el topocho provee 80 topochos. Así como, los kilógramos obtenidos de los pescadores frente al oligopolio de la distribución de los propietarios de la agroindustria, los parásitos dueños del transporte y comerciantes vendedores finales, quienes, en el capitalismo suben los precios por la alta demanda, y no por el costo real.
Los propietarios del transporte son los que fijan el primer precio, y posteriormente la agroindustria y vendedores finales determinan la comercialización, es decir, los que no trabajaron durante 3, 4, 6 y 9 meses obtienen hasta 5 veces y más ganancia, por la vía de la plusvalía y especulación. Igualmente, los pescadores asumen directamente la faena en la mar o el río; pero los dueños del transporte, los propietarios de las plantas y equipos de enfriamiento y vendedores finales, son quienes fijan los precios apropiándose de las mayores ganancias por vía de la plusvalía y especulación.
Los dueños de los oligopolios y monopolios de la agroindustria compran con pagos anticipados (imponiendo precios) los kilogramos vegetal y animal, y los litros por animal, generados por la fuerza de trabajo de los(as) campesinos(as), comuneros(as), productores primarios y pescadores(as); no es más que la apropiación y concentración de las ganancias más exorbitantes a costa del trabajo de los explotados. Por tal razón, es importante tener compresión de las contradicciones antagónicas, para restablecer el valor emancipado del trabajo, erradicar las ganancias especulativas del capital y aumentar los niveles de consumo y nutrición de la población.
El bloqueo y la economía de guerra impuesta por el imperialismo; exige que el Estado revolucionario priorice y fortalezca la planificación y las estructuras de las familias campesinas, pescadores, comuneros y productores directos, en torno a la economía productiva y eficiente, integrando a los sujetos históricos del trabajo emancipado, junto a las iniciativas estatales y mixta abarcando las fases de la producción, distribución, procesamiento, intercambio y consumo de alimentos, para la creación e innovación sobre la base de las potencialidades y la recuperación de las capacidades instaladas.
La existencia de la red de transporte y equipos de enfriamiento es vital, para las familias campesinas, productores directos, comunas y pescadores. Más, el seguimiento y control de su mantenimiento y eficacia, incorporando a la FANB y milicia, para asegurar la red orgánica invencible de la soberanía de la patria y de la revolución bolivariana socialista.
Asimismo, el Estado revolucionario debe establecer políticas y ofertas de los productos alimentarios, incorporando a los medianos productores y empresarios honestos de la agroindustria en función del bienestar de la población y soberanía de la nación.
La pandemia se agrega como un reto complejo en el tiempo, la cual, debemos superar, activando el amor, la sabiduría, la justicia, la solidaridad y la unión de nuestra nacionalidad venezolana. Hoy bendecida por el Santo Dr. José Gregorio Hernández.
La población de las grandes ciudades tiene asegurada la alimentación en tiempos de pandemia. Las familias campesinas, los productores directos, las comunas y los pescadores están sembrando, cosechando, ordeñando, pescando e innovando en el trabajo social productivo en los comunes y recónditos territorios de agua y tierra, a pesar de las dificultades. Las familias vinculadas a la agricultura urbana son expresión de la cultura productiva, imbricada del conocimiento proveniente del éxodo rural y de los conocimientos adquiridos por la necesidad histórica de preservar la especie humana.
Que hacemos: No rendirnos “Unidad, Lucha, Batalla y Victoria”. Forjar los proyectos estructurantes concretos, haciendo uso de la planificación estratégica con la participación protagónica del pueblo. El Estado revolucionario debe profundizar la relación con los(as) leales(as) campesinos(as), comuneros(as), pescadores(as) y productores directos, a fin de fortalecer la unidad y la articulación productiva aproximada de 4 millones de compatriotas de las organizaciones campesinas, pescadores y comunal (3 mil comunas).
Las economías sitiadas por el imperialismo desataron la creación de los patriotas, como respuesta al bloqueo, conozcamos las acciones concretas de la soberanía alimentaria:
a) El trabajo es la fuente de la riqueza, que apegado a las potencialidades de la conciencia de la identidad surcan los caminos de la independencia económica. El acompañamiento del Estado es vital, para encadenar la multiplicación de los proyectos socio-productivos de los diversos tipos de la cultura de la agricultura, por región: Llanos, Andes, Oriente, Costa, Sur, Occidente y Capital.
b) La planificación estratégica, las investigaciones, la formación de pregrado y postgrado, los trabajos de ascensos y el uso de los laboratorios de las instituciones del Estado revolucionario y de las universidades deben priorizar y ponerse al servicio de las diversas variedades de las semillas criollas (han sido rescatadas en 13 estados de Venezuela); así como, las especies de peces recuperadas gracias a la emancipación del trabajo de los(as) campesinos(as), comuneros(as) y productores directos, y de los(as) pescadores(as).
c) La defensa de la identidad del conuco, arraigo de la diversidad productiva de alimentos mediante la rotación de cultivos de ciclos cortos, medianos y permanentes y cría de animales, como base de la sustentación de las familias. El conuco es el reservorio de los conocimientos ancestrales indígenas amalgamado a lo largo de la historia por los cumbes de los cimarrones y mestizaje criollo, donde se conserva las prácticas ecológicas y el intercambio del trabajo en cayapa, combinando los aportes tecnológicos según las particularidades de las regiones.
d) La cultura de la emancipación implica la complementación recíproca. La producción concreta ante la guerra económica ha permitido el intercambio de las experiencias, prácticas y nuevos conocimientos de las iniciativas productivas, haciendo frente a la dependencia de los insumos y materias primas importados. La divulgación de los proyectos productivos viaja en aprendizajes liberadores a través de la red comunicacional revolucionaria de las emisoras populares e instituciones del Estado, democratizando el conocimiento emancipador y consolidando la organización de la nueva geometría del poder.
e) La disminución del uso de los agroquímicos, así como, el manejo agroecológico y la reforestación de los bosques, cuencas-nacientes-cauces de los ríos, y de áreas con baja densidad de árboles, afianza la protección de la naturaleza, la tierra y los suelos, esenciales para la nueva reforma agraria: ecológica y de biodiversidad.
f) Los sistemas intensivos de la agricultura industrial capitalista deben ser desmantelados progresivamente; y remplazados por el manejo integral agroecológico, sin uso de agrotóxicos, ni de fertilizantes solubles y sin agredir los suelos con pases de rastra o arado, para lograr un sostenido incremento de la biofertilidad, de bajo costo productivo y de alto rendimiento desde su implantación.
g) La ruta agroecológica de altos y sostenidos rendimientos agrícolas del Sistema de Pastoreo Racional Voisin (PRV), que en América Latina y el Caribe abarca más de 200.000 hectáreas en producción, viabiliza la producción de pastos sin uso de fertilizantes NPK (en su mayoría importados), ya que, promueve la alta fertilidad fosfórica y modifica la estructura de la comunidad herbácea, favoreciendo la presencia de leguminosas y una alta cobertura de las pasturas para la ganadería bovina, bufalina caprinos, ovinos, porcinos y aves (debemos masificar la cría del pato real es de originario consumo de proteínas del continente de Abya Yala).
h) La potencialidad petrolera de la nación posibilita el uso de dosis únicas de emulsión asfáltica (un subproducto de la industria petrolera, abundante en los pozos de extracción en forma de crudos meteorizados) tipo aceite en agua para activar la biocenosis y la biofertilidad de los suelos. La experiencia con el crudo Boscán, un emulsificante y 60% de agua, forma una emulsión que ha sido muy exitosa en potreros de producción de suelos ácidos-arenosos de baja fertilidad natural, alcanzando un rendimiento en pastos de 60 t/ha/año en base a materia seca, a los cuales, se les aplicó una dosis única de emulsión asfáltica de 1,5 t/ha, equivalente a 0,08% en la capa superficial de un suelo a 0,2 m de profundidad. A efectos prácticos, la emulsión asfáltica se diluye en 6 partes de agua. Esto es, un tambor de 200 litros de emulsión asfáltica en 6 partes (6 tambores de agua, 1.200 litros). Esto cumple la normativa ambiental que establece un 10% como límite superior, a partir del cual, el petróleo en los suelos superficiales es considerado un impacto ambiental por sus efectos contaminantes. La cifra de 0,08% de emulsión asfáltica (que contiene 60% de agua) está muy lejos de este límite, y, además, sólo se aplica una dosis única en aquellos suelos, que por su degradación o condición natural restringen severamente la productividad primaria, y en cuyo caso, la emulsión y el manejo con PRV, actúan como catalizadores de los cambios para rehabilitar el suelo y aumentar la fertilidad y biocenosis del suelo.
i) El objetivo es reducir progresivamente la dependencia de los fertilizantes químicos y multiplicar las experiencias con ventajas comparativas, garantizando altos rendimientos de producción, utilizando los pastos como principal alimento de los herbívoros, mejorando progresivamente las propiedades de los suelos y optimizando el uso de la radiación solar a través del manejo de PRV.
j) Los resultados de la emulsión asfáltica son más rápidos y menos drásticos en suelos con mejores condiciones de fertilidad. La emulsión asfáltica y el manejo de PRV contribuyen a la formación de agregados del suelo, manteniendo unidas las partículas elementales de limo, arcilla y arenas; logrando una mayor capacidad de retención de humedad en los suelos y permitiendo ganar días de producción al periodo de lluvias escasas, cuyos efectos de baja producción se deben al régimen estacional lluvioso del país. La emulsión asfáltica bloquea los sitios de adsorción de fósforo en las arcillas en suelos ácidos, permitiendo mayor disponibilidad de este nutriente en la solución del suelo y mayor capacidad de las raíces para incorporarlo en sus tejidos y necesidades metabólicas.
k) Urge la formación pertinente de las familias campesinas, pescadores, comuneros y de los pequeños productores en el uso de la contabilidad social, que garantice el conocimiento de las herramientas científicas, para el manejo eficiente y eficaz del registro de la producción y rendimiento de kilógramos por hectáreas, y de kilógramos y litros por animales empoderándose de las diferencias entre costo, inversión, gasto, patrimonio, activo, pasivo, ganancia, pérdida y ahorro. Así como, innovar de acuerdo a las particularidades concretas de las experiencias productivas, por ejemplo: la identificación y valoración del PIB de las comunas.
l) Urge la implementación del Sistema Contable Nacional Digital que abarque la totalidad de las cadenas de producción, distribución, transporte, comercialización y consumo a fin de reproducir la política de eficiencia y eficacia de los rendimientos agrícolas con datos verídicos mediante el seguimiento y control de los planes y metas productivas, para desenmascarar a los que mienten inflando las hectáreas en producción, los kilógramos de las cosechas recogidas y la cantidad de los productos finales, lo cual, tiene un impacto cruel en la especulación de precios.
Las prioridades del gobierno revolucionario están vinculadas a satisfacer las necesidades de la sociedad, protegiendo a las familias campesinas, productores primarios, comunas y pescadores, que busca la edificación y logro de la nueva economía.
En esta perspectiva, es de primer orden, la selección idónea de los cuadros de dirección colectiva de la revolución bolivariana socialista, que ejerzan con responsabilidad la toma de las decisiones en el logro de la eficiencia y eficacia productiva, en el marco de las posibilidades que ofrecen la creación y desarrollo concreto de distintas formas productivas y de diversas escalas productivas; apremiando la distribución de pequeñas y medianas extensiones de tierra, que impidan las grandes extensiones estatales improductivas; para asegurar el financiamiento del plan soberano, que incluya la propagación de las semillas criollas. Así como, la diversidad de opciones de la producción de los abonos orgánicos, biofertilizantes y bioplaguicidas; y el manejo de los procesos de vida a través de la biofertilidad de los suelos, aguas, plantas y animales; considerando los alimentos priorizados y alternativos y la educación emancipadora; para romper progresivamente la dependencia de las transnacionales del agronegocio.
La revolución bolivariana socialista del comandante Hugo Chávez en el año 2010 aprobó las 6 leyes de la territorialización de la producción, dándole prioridad a las comunas y al sistema económico comunal, estableciendo la orientación de construir la nueva economía con los sujetos históricos del trabajo emancipado. El discurso autocrítico del Golpe de Timón (octubre 2012), plasma el compromiso de la independencia económica.
El presidente Nicolás Maduro se plantea los próximos días el relanzamiento de la Misión AgroVenezuela y acentúo el desarrollo del plan comunal productivo identificando las 4 contradicciones (problemas) esenciales que afectan a las comunas: la distribución injusta, la comercialización débil, los precios especulativos y la falta de financiamiento.
Para ello, pidió un plan concreto y viable. Sugiero humildemente: 1) Priorizar la satisfacción de las necesidades nacionales (no exportar) durante el tiempo de la guerra económica y bloqueo; 2) Asegurar un financiamiento anual suficiente, oportuno y permanente para las comunas, correspondiente al Plan de Siembra Anual de la Nación en los ciclos de verano e invierno. Elevar progresivamente (%) siempre y cuando la comuna haya alcanzado más del 55% de las metas productivas de los rubros asignados del Plan de la Nación. Y a su vez, financiar los proyectos de innovación tecnológica de pequeña y mediana escala de plantas de procesamiento y empacamiento de las comunas; 3) Asegurar por parte del Estado la compra anticipada de las cosechas y productos elaborados de las comunas; y el transporte de las cosechas y productos hasta los silos, plantas procesadoras, ferias populares y mercados municipales, para incidir en la comercialización y precios solidarios; 4) Asignar cuotas anuales de insumos, materias primas y equipos al plan comunal vinculado a las necesidades estratégicas de la nación. Asimismo, garantizar la transferencia de la tecnología internacional a las comunas de los Estados naciones que configuran la multipolaridad y pluripolaridad de la paz mundial.
El pueblo en revolución bolivariana socialista no debe ni puede delegar el poder del plan comunal, pues ahí, nace el desarrollo estratégico de la nueva geometría del poder ideada por el comandante Chávez. El revolucionario Carlos Marx, descifraba el poder emancipatorio de la comuna en el libro La guerra civil en Francia, donde subraya:
La comuna era, esencialmente, un gobierno de la clase obrera, fruto de la lucha de la clase productora contra la clase apropiadora, la forma política al fin descubierta para llevar a cabo dentro de ella la emancipación económica del trabajo. Sin esta última condición, el régimen comunal habría sido una imposibilidad y una impostura. La dominación política de los productores es incompatible con la perpetuación de su esclavitud social. Por tanto, la Comuna había de servir de palanca para extirpar los cimientos económicos sobre los que descansa la existencia de las clases y, por consiguiente, la dominación de la clase. Emancipado el trabajo, todo hombre se convierte en trabajador y el trabajo productivo deja de ser un atributo de clase. (P.70)
La orientación de Chávez de “Comuna o nada” está asociada a la dialéctica de la identidad emancipatoria de los sujetos históricos de la producción de la soberanía y seguridad alimentaria de las familias campesinas, los productores directos y pescadores. Igualmente, vinculada al trabajo creado emancipado en función al bienestar del pueblo, la independencia de la patria y la consolidación de la revolución bolivariana socialista.
A manera de culminar, quiero expresar la riqueza y los ritos de la poética campesina: imbrica lo indígena, cimarrón, criollo y el mestizaje rebelde amalgamada por la cultura llanera, andina, oriental, de costa, de occidente y sur de Venezuela.
Se despiertan con el canto de gallo, el trineo de los pájaros, el mugido de las vacas, el balido de las ovejas y cabras, el cacareo de las gallinas y saboreando el café colao.
Se van a la faena de trabajo con un bastimento de comida por si acaso; y se acobijan a la buena sombra de los árboles verdes y frondosos para descansar.
Invocan a San Isidro Labrador las buenas siembras y cosechas con rondas musicales de cuatro, arpa, bandola, violín, gaita (mestizaje), maracas (indígena) y tambor (africanidad). Trasmiten oralmente el conocimiento a las futuras generaciones de la siembra en barbacoa y en terrazas escalonadas de las laderas de la montaña, así como, el uso del barbecho como técnica de rotación de los cultivos, para la protección de los suelos.
Los sabrosos dulces y la comida campesina provienen de la siembra y cría en el conuco. El canto de las tonadas a capela de versos aprendidos o improvisados atesora el amor en la faena de ordeño y la alegría del cabestrero arriando el ganado en la punta del remanso llevándolo a pastar, atravesando ríos y de retorno hasta el corral.
La armonía de la cordillera rima al violín, y arropados con la ruana se calientan del frío. Los bailes de joropos son distintos, alborotados y amigablemente confrontan repicando a contrapunteo, para expresar y demostrar el poeta que tienen adentro.
Las ocurrencias: Sueñan despiertos recostados en las campechanas; contemplan enamorados la luna llena reflejada en el cauce del río; reposan y liberan el éxtasis amoroso en la hamaca o chinchorro; ataviados de sombreros y bromeando resisten el sopor de calor de sol durante el viaje de los caminos interminables; se conmueven ante los espejos de agua de los esteros; son famosos inventores de leyendas e indican con el ahí mismito la dirección lejana levantado el dedo índice hacia el cielo.
Se divierten bañándose en el río y perspicaces avisan la crecida de río en invierno; se percatan de la lluvia oyendo los sonidos del viento, observando los animales al refugio y los movimientos de las nubes negras; y el olor de la tierra mojada les impregna la sabana. Apaciguan el dolor de la pérdida física cantando y tocando música en el velorio y entierro del difunto; el pésame alegre es un rito solidario de respeto a la familia.
La hombría se mide domando a los caballos briosos y remando la canoa a brazos partido remonta el caudaloso río crecido en tiempos de invierno, amasando la fuerza y sabiduría.
La conversación a tono alto a metros de distancia, con la ayuda del soplo de la brisa dispara las palabras de dialectos de inédita fonética; tienen una sola palabra de compromiso inviolable para la amistad que afianza la confianza en el trayecto de la vida.
A culo de hierro montaron a pelo los caballos; galoparon leales, valientes, decisivos y victoriosos; audaces e implacables con el dominio de las lanzas asaltaron el cielo por la vida y la independencia de la Patria es América forjada por El Libertador Simón Bolívar.
Publicado por AiSUR
Premio Nacional de Periodismo Necesario Aníbal Nazoa 2020, Venezuela