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Cultura y deportes

Aimé Césaire, el Negro fundamental

Aimé CésaireAimé Césaire

 

y este país gritó durante siglos que somos unos brutos;

que las pulsaciones de la humanidad se detienen ante las puertas de la negrería;

que somos un estercolero ambulante horriblemente prometedor de cañas tiernas y de algodón sedoso

y nos marcaban con hierro candente

y dormíamos sobre nuestros excrementos

y nos vendían en las plazas

y la vara de paño inglés

y la carne salada de Irlanda costaban menos que nosotros,

y este país vivía calmado, tranquilo, diciendo que el espíritu de Dios estaba en sus actos” (Césaire, 1971 : 99)

Como si fueran lava, estas palabras del Cuaderno de un Retorno al país natal son resultado de la erupción poética de Césaire frente a una humanidad deshumanizada, una humanidad a la búsqueda de sentido.

Aimé Césaire es una estrella que destella en la constelación universal de la poesía moderna. “La antigua herencia intelectual europea se adapta, en su obra, al legado de la memoria negro-africana. Lo que dice el poeta se transforma en bien de todos. Para nosotros, él abre los caminos de la humanitas”. (Toumson, 1996 : 8)

Hijo de Fernand Elphège Césaire, más tarde controlador de contribuciones, y de Hermine Marie Félicité, Aimé Césaire nació en Basse-Pointe, Martinica, el 26 de junio de 1913. Después de sus estudios secundarios en el instituto de Fort-de-France y, más tarde, en el Instituto Louis-le Grand, termina una licenciatura en Letras y una titulación superior y entra en la École normale supérieure.

El 10 de julio de 1937 se casa con Suzanne Roussi, con la que tendrá seis hijos. Concluidos sus estudios superiores, Aimé Césaire es nombrado profesor en el instituto de Fort-de-France (1940-1945). (Hénane R., 2013 : 17).

En el mes de agosto de 1939, Césaire publica el Cuaderno de un Retorno al País Natal. Bajo el poder petanista del almirante, junto a un grupo de jóvenes intelectuales, entre los que se contaban su mujer Suzanne Césaire y René Ménil, Césaire funda la revista combativa Tropiques. Esta publicación trimestral dejará una impronta indeleble en la época. “Desde el punto de vista cultural, contribuye a la definición de una identidad colectiva antillesa, poniendo el acento en al comunidad de destino de la población negra y en la necesidad de revalorizar la herencia africana”. (Toumson, 1996 : 11)

Durante el año 1945, Césaire es elegido, de manera sucesiva, alcalde de Fort-de-France en mayo y diputado de Martinica en octubre, con el apoyo de la Federación Martiniquesa del Partido comunista francés. Sus responsabilidades políticas constituyen un giro en el recorrido del hombre. Poesía y compromiso político se vuelven así los dos actos de una obra que Aimé Césaire va a escribir con sus más bellas letras.

“¿Quiénes somos?”, premisa a la Negritud

En sus entrevistas con François Vergès, Césaire cuenta su primer encuentro con Senghor: “(…) cuando voy saliendo, veo a un hombre de media altura, más bien bajo, con una camisa gris. Me doy cuenta en seguida de que estoy ante alguien que forma parte de la institución. Alrededor del tronco lleva una cuerda de la que cuelga un tintero, un tintero vacío. Se acerca a mí y me dice: “Bizuth*, ¿cómo te llamas, de dónde vienes y a qué te dedicas?” “Me llamo Aimé Césaire. Soy de Martinica y acabo de inscribirme como hypokhâgne, ¿y tú?”. “Yo me llamo Léopold Sedar Senghor. Yo soy Khâgne”. “Bizuth – me da un abrazo –, tú serás mi Bizuth”. (Vergès F., 2005 :22-23). Estos instantes de encuentro van a revolucionar de manera fundamental las trayectorias de la literatura.

Senghor y Césaire de izquierda a derechaSenghor y Césaire de izquierda a derecha

África, las Antillas o el colonialismo eran el centro de las discusiones entre Senghor y Césaire. Comparten asimismo tres cuestiones existenciales y esenciales: “¿Quién soy? ¿Quiénes somos? ¿Qué hacemos en este mundo de blanco?” Bendito problema. Segunda pregunta, más moral: “¿Qué debo hacer?”. La tercera cuestión era de orden metafísico: “¿Qué me puedo permitir esperar?”. (Vergès F., 2005 :23) Estas interrogaciones constituyen la quintaesencia de los intercambios entre estas figuras emblemáticas de la Negritud. Si sus caminos fueron separados por la guerra, estas cuestiones continuarán siendo la columna vertebral de la acción política de Césaire.

Del PCF al PPM : las grandes luchas políticas de Césaire

Para Césaire, 1950 encarna el año de un doble compromiso poético y político: “Césaire publica, en la revista Presencia Africana, la primera versión del Discurso sobre el Colonialismo, violenta crítica contra la ideología colonial europea, que él compara con el nazismo del que Europa acaba de escapar”. (de Almeida, 2015 :85)

En 1956, Césaire dimite del Partido Comunista Francés (PCF). Dos años después, funda el Partido Progresista Martiniqués. En la Asamblea Nacional Francesa, sesión tras sesión, Aimé Césaire pone la incandescencia de su verbo al servicio del compromiso político. Ley de emergencia que limita la libertad de expresión en las colonias, proyecto de ley relativo a la ratificación del acuerdo de defensa mutua entre Francia y Estados Unidos, remuneración de los funcionarios en servicios en los departamentos de ultramar, (…) ningún tema escapa a la astucia del poeta negro.

Como en el caso de la sesión de la Asamblea Nacional Francesa del 3 de marzo de 1950 sobre el voto de una ley de excepción que limitaría la libertad de expresión en las colonias, sesión presidida por M. Edouard Herriot. Aimé Césaire se expresa con estos términos: “Todo el mundo lo sabe: esas armas que forjáis en vuestras fábricas y que destináis a la guerra en Vietnam, estas armas forjadas contra los patriotas vietnamitas reunidos alrededor de Ho Chi Minh, son también, por consiguiente, armas destinadas a la opresión de los franceses, a la opresión del pueblo francés pues, según una célebre cita que nunca repetiremos bastante: ‘Un pueblo que oprime a otro pueblo nunca podrá ser un pueblo libre”. (Hénane, 2013 : 68)

En definitiva, de los desafíos de las relaciones internacionales a la descolonización de África y de las Antillas, pasando por las cuestiones de política interior francesa, Césaire asumió íntegramente su papel. Y el “papel conferido al poeta es el de decir lo indecible, de hablar cuando los otros se callan, de proferir verdades prohibidas. Tal es la mayor virtud del poeta”. (Toumson, 1996 : 15)

El corazón del Cuaderno sigue batiendo…

Hacer la biografía de Aimé Césaire en unos pocos párrafos es un reto. Poeta, dramaturgo, orador, historiador, ensayista, escritor, (…) Aimé Césaire escapa a las clasificaciones. “Polígrafo inspirado, que hacía vibrar todas las cuerdas de la lira, Aimé Césaire se distinguió en efecto, con la notable excepción de la novela, en los géneros más variados”. (Toumson, 1996 : 14)

El corazón del Cuaderno sigue batiendoEl corazón del Cuaderno sigue batiendo

La obra de Césaire es diversa: ocho poemarios: Cuaderno de un retorno al país natal (1930), Las armas milagrosas (1948), Soleil cou coupé (1948), Corps perdu [Cuerpo Perdido] (1949), Ferrements (1960), Noria (1976), Cadastre [Cadastro] (1961), Moi, laminaire… [Yo, laminar] (1982); cuatro obras de teatro: Et les chiens se taisaient [Y los perros se callaban] (1946), La tragédie du Roi Christophe [La tragedia del Rey Christophe] (1963), Una temporada en el Congo (1966), Una tempestad (1968); tratados históricos, ensayos críticos y discursos: Esclavitud y colonización (1948), Cultura y colonización (1956), Discurso sobre el colonialismo (1962).

Para los desafíos de hoy y los combates de emancipación y de realización de la gran familia africana y para un mundo más humano, estos versos de Césaire aún contienen pulsaciones de justicia:

‘y ahora estamos de pie, mi país y yo, con los cabellos al viento y mi pequeña mano ahora en su puño enorme y la fuerza no está en nosotros sino por encima de nosotros, en una voz que barrena a la noche y a la audiencia como la penetración de una avispa apocalíptica. y la voz dice que Europa durante siglos nos ha cebado de mentiras e hinchado de pestilencias, porque no es verdad que la obra del hombre haya terminado

que no tengamos nada que hacer en el mundo que seamos unos parásitos en el mundo que basta que nos pongamos al paso del mundo pero la obra del hombre sólo ha empezado ahora y falta al hombre conquistar toda la prohibición inmovilizada en los rincones de su fervor y ninguna raza tiene el monopolio de la belleza, de la inteligencia, de la fuerza y hay sitio para todos en la cita de la conquista y ahora sabemos que el sol gira alrededor de nuestra tierra iluminando la parcela que ha fijado nuestra sola voluntad y que toda estrella cae del cielo a la tierra a nuestra voz de mando sin límite. » (Césaire, 1971 : 139, 141).


*En argot estudiantil, un bizhut es un novato, hypokhâgne es el estudiante del primer año de Letras superiores y khâgne el del segundo año [N. de la T.]
Autor: Mawuli Affognon (1988, Lomé), licenciado en Filosofía Política, ha sido periodista en varios medios, entre los cuales Africa Rendez Vous y el Media Foundation for West Africa. También ha trabajado en el ámbito de la gestión cultural, organizando festivales como el Festival de Cine de Lomé, el festival “Moussons du Rire” y el “Ehalakasa Spoken Word Festival”. Mawuli es miembro de la asociación SEMA y de la Clinton Global Initiative University (CGI U) , con la que trabaja en el proyecto “Kekeli Mobile Learning Center”. Actualmente realiza estudios en la Universidad de Lausane, en Suiza. / Afribuku
Observatorio de Medios del Centro de Saberes Africanos, Americanos y Caribeños

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