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Opinión

¿Túnez: la Primavera Árabe Frustrada?

Primavera Árabe Frustrada en TúnezPrimavera Árabe Frustrada en Túnez

Túnez es la nación más septentrional de los países africanos, limita con Libia por el sur, con Argelia al oeste y con el mar Mediterráneo con el norte, su geografía física es diversa, donde sobresalen tres zonas claramente diferenciadas; el norte montañoso y de costa verde, las planicies centrales y el sur árido, dominado por el desierto del Sáhara; no obstante, el territorio fue habitado en un principio por los bereberes, grupo étnico de las montañas del norte de África. Tomando en cuenta, que el ejército francés conquistó el país africano en 1881, hasta ese momento Túnez era conocido como Regencia de Túnez, era una provincia del Imperio Otomano que gozaba de una importante autonomía bajo la autoridad de un Bey (jefe). “El 12 de mayo de 1881, el bey regente firmó el Tratado de Kasser Said (conocido como el Tratado de Bardo), por el cual Túnez pasó a estar bajo protectorado francés”. (Chanel, p.1)

En este sentido, la presencia francesa en Túnez trajo una serie de cambios sociales, políticos, económicos y culturales, para fortalecer la dominación de la metrópolis; ahora bien, en 1884 un general francés, residente en la nación gobernaría en nombre del bey, la nación africana. Por su parte, numerosos colonos llegaron a la región costera septentrional ocupando los principales cargos administrativos y controlando las actividades económicas, incluyendo las tierras, comercios, entre otros; al tiempo que ejercían una fuerte influencia cultural hacia la población tunecina. Ahora bien, a principio de 1900 la difusión en Túnez de los ideales democráticos permitió la aparición en el escenario político de los Jóvenes Tunecinos nacionalistas, en fundar un movimiento político el Partido Constitucional (Destour), que demandaba la independencia del país; no obstante, el mismo estaba integrado por las elites de la capital de la nación africana, la agrupación no contaba con la participación popular.

Movimiento político e intelectual de tipo regeneracionista y nacionalista de Túnez, fundado en el año 1904 por Alí Hadj Hamba, destacado intelectual que no tardó en contar con numerosos seguidores, así como con un periódico, Al Tunisi, aparecido ese mismo año y que, probablemente, vino a ser el primer portavoz serio del nacionalismo tunecino árabe norteafricano. (Jóvenes Tunecinos. p.1.)

De esta manera, líderes como: Habib Bourguiba, Mahmud Materi, Tahar Sfar, Bahri Guiga, and Salah ben Yusuf, respaldaban la causa de la independencia de Túnez dentro del Destour; y estaban de acuerdo en conseguir el apoyo de las masas populares y de la clase media, tanto en la capital, como en las provincias; adoptando además las ideas del socialismo árabe, de hecho, estas posturas de los jóvenes provocó diferencias dentro del movimiento que causaron una ruptura de los militantes jóvenes con los líderes más experimentados en el congreso del Destour de 1934, donde se debatían las ideas libertarias; ocasionando que los nuevos líderes constituyesen el Neo-Destour; ese mismo año, en contraste con el Destur de tendencia más moderada, y cuya actividad se desarrollaba sólo dentro del país, no obstante, el Partido Neo-Destur era más amplio hacia las masas, de allí que recibió la ayuda de grupos izquierdistas franceses, entre otros; e inició contacto con nacionalistas de Marruecos y Argelia.

El Neo-Destour culminó los acuerdos con Francia para la independencia de Túnez en marzo de 1956, y en julio del año siguiente; Habib Burguiba, fue designado primer ministro del país proclamando la República y a su vez, destituyó al último bey de Túnez; terminando así con el protectorado de 75 años, convirtiendo al Neo-Destour en el único partido político del país, en este sentido, se promulgó la primera constitución de Túnez en 1959. “En 1957, la monarquía de Muhammad VIII al-Amin, conocido como Lamine Bey, fue derrocada y se proclamó la república. El rey había reinado desde 1943 y era miembro de la dinastía husainí que había gobernado Túnez desde 1705”. (EISMAN, p.1).

Ahora bien, las posturas radicales de carácter socialista del Neo-Destour encontraron una mayor aceptación popular en Túnez, dejando de lado las teorías más conservadoras del Destour tradicional; de hecho, en la práctica la nueva organización se convirtió en el partido político de mayor arraigo entre la población tunecina.

Las relaciones con Francia mejoraron, y en abril ambos países firmaron un acuerdo por el que Francia prestaría apoyo técnico a Túnez, en 1960, accedió a pagar parte del dinero estipulado por las tierras confiscadas a los ciudadanos franceses, el 8 de noviembre de 1959, se celebraron las primeras elecciones constitucionales, donde Burguiba fue reelegido presidente sin contar con ninguna oposición, siendo respaldado por 30 organizaciones políticas; así estaba estipulado en la constitución.

Bourguiba, se mantuvo en el poder hasta 1987, posteriormente, enfrentaría problemas de salud presentando síntomas de envejecimiento, enfermedad generativa del organismo, entre otros; por lo cual, fue declarado incapacitado por un consejo médico; por último sería sustituido por su primer ministro Zine El Abidine Ben Ali, ante la situación, el Partido Socialista Destourien, fue remplazado en 1988 por El Rally constitucional democrático, (Rassemblement Constitutionel Démocratique); esta nueva organización, rompió con la concepción socialista, al realizar cambios de carácter neoliberal en la economía tunecina, dando lugar a la inversión extranjera, y permitiendo el desarrollo de un sector privado; a partir de ese momento, Zine El Abidine Ben Ali, gobernó el país con mano de hierro, para establecer medidas económicas por recomendación del FMI y el Banco Mundial, que iban en contra de la población tunecina.

A partir del año 2010, con la inmolación del joven vendedor Mohamed Bouazizi, fue el desencadenante de las protesta popular en Túnez, por causa de la represión policial, el vejamen a la población, la censura a la prensa y otros medios de comunicación, producto del régimen en no permitir la libertad de expresión a los ciudadanos para reclamar sus derechos; la desigualdad social, el desempleo, entre otros; dieron lugar a que la población iniciara la convocatoria a las protestan a través de las redes sociales, como: Facebook, Twitter, entre otros; que utilizaron los habitantes del país norafricano para salir a las calles a manifestar en contra del dictador para exigirle la renuncia; y al mismo tiempo, dar a conocer a la comunidad internacional lo que estaba aconteciendo en su país. De esta manera, Zine El Abidine Ben Ali fue derrocado por el movimiento popular en enero de 2011.

Los tunecinos en las calles  eran reprimidos violentamente y los medios de comunicación no daban cobertura a estas manifestaciones porque en ese país no existía la libertad de prensa.  Sin embargo los manifestantes publicaron fotografías   y videos en redes sociales para denunciar  los atropellos del   gobierno. Las herramientas digitales también les permitieron organizarse y engrandecer la protesta. (EL PAÍS, p.1)
Cabe destacar, el rol que jugaron los partidos de izquierdas PTPD, FDTL, PSD, entre otros; integrados en la Unión General de los Trabajadores Tunecinos (UGTT), a la hora de enfrentar el régimen dictatorial de Zine El Abidine Ben Ali; desde su clandestinidad siempre estuvieron cohesionados lo que le permitió una reagrupación inmediata “los activistas de la generación precedente rápidamente se involucraron. Muchos de ellos pertenecían al ala izquierda del movimiento sindical y asociativo, y algunos eran también miembros de organizaciones de izquierda”. (Matta, p.1)

Una vez derrocado el dictador Zine El Abidine Ben Ali, las nuevas autoridades de Túnez encabezadas por el presidente interino, Fouad Mebazza, llamaron a elecciones el 24 de julio de ese mismo año, para escoger a un consejo constituyente encargado de reescribir la Constitución y comandar la transición del país; la reforma constitucional es vista como un paso vital hacia la creación de un sistema adecuado multipartidista, y el camino para unas elecciones democráticas; en este sentido, se estimó que sería hasta dos años realizar una convocatoria a elecciones presidenciales. “"La voluntad del Gobierno, la voluntad del presidente interino, la voluntad del primer ministro, es que las elecciones se lleven a cabo en la fecha prevista".  (AFP, 2011. P.1 ). 

Ahora bien, a la contienda electoral asistieron 11.686 candidatos, repartidos en 1.517 listas, presentadas por 80 partidos e independientes (40%); aunque la paridad es obligatoria, sólo un 7% de mujeres encabezan las listas; en donde la participación fue masiva de un 70%; en este gran número de agrupaciones y candidatos destacan varios nombres de líderes que jugaron un rol importante en la lucha por la independencia del país, muchos de ellos más por su tradición política que por su liderazgo, como el Partido Democrático Progresista de Nayib Chebbi, los socialistas del Forum Democrático por el Trabajo y las Libertades (FDTL), el marxista Partido de los Obreros Comunistas Tunecinos (POCT), o el islamista moderado Al Nahda, que parte como favorito para la contienda electoral; Al Nahda, está dirigido por el histórico líder Rachid Gannuchi, donde el pasado 30 de enero, miles de personas acudieron al aeropuerto de Túnez, para recibirle tras haber permanecido 21 años en el exilio.

Debe señalarse, que ninguno de los candidatos obtuvo la mayoría absoluta en primera vuelta, celebrada 23 de noviembre de 2014, lo que motivó a realizar un balotaje, el 21 de diciembre 2014, entre el presidente provisional Moncef Marzouki (elegido por la asamblea constituyente en 2011), y Béji Caïd Essebsi, del partido laicista Nidaa Tounes; ante esta situación, Essebsi se convirtió en el primer presidente de Túnez elegido democráticamente, al derrotar a su adversario Marzouki, con el 55.68% de los votos; el mismo, fue juramentado en el cargo el 31 de diciembre de 2014.

Sin embargo, a pesar de que la población tunecina, eligió por primera vez un candidato presidencia de manera democrática, las cosas no cambiaron para mejorar la crisis política que está viviendo el país, así como, en mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos; ya que el nuevo presidente de Túnez, Beyi Caid Essebsi, nombró de forma arbitraria a su primer ministro. “Chahed es sobrino del yerno del presidente tunecino, según afirmaron diputados de izquierda a los medios, y algunos responsables de la oposición han denunciado "el regreso del nepotismo a la vida política" en Túnez” (AFP, 2011 ). 1; provocando un malestar en las organizaciones progresistas que deseaban un cambio político, económico, social y cultural para Túnez, siendo la Primavera Árabe una frustración para los miles de jóvenes que salieron a las calles a reclamar sus reivindicaciones. “Cinco años después de que la "revolución del Jazmín" derrocara la dictadura de Zine el Abedin Ben Ali, la represión policial, la tortura en los interrogatorios y la muerte de detenidos bajo custodia ha vuelto a repuntar en Túnez”. (Efe, 2016, p.1 ).

¿Retorno de la Revolución del Jazmín?

Dentro de este contexto, Túnez se ha visto envuelto a comienzo del 2018, en una series de manifestaciones callejeras producto de las medidas de austeridad tomadas por las nuevas autoridades del país africano, encabezada por el presidente Beji Caïd Essebsi y su pariente el primer ministro Youssef Chahed, que han socavado la tranquilidad de la población tunecina en adquirir los bienes y servicios que desea la población para cubrir sus necesidades básicas. “La desigualdad es la gran asignatura pendiente que Túnez no ha logrado solucionar desde que en 2010 experimentó, como primer país de la llamada primavera árabe, una revolución popular que terminó con 23 años de dictadura”. (EL PAÍS, p.1.)

Tomando en cuenta, la situación que provocó las protestas fue una nueva ley que aumentó los precios de los bienes básicos como los alimentos, el combustible, entre otros; sin duda, detrás de todo estos hechos violentos, hay años de frustración por las deficiencias, engaños y la mala gestión de los organismos oficiales, particularmente por la promesa de garantizarle un empleo digno a los cientos de jóvenes que se encuentran desempleados sin oportunidad ni futuro; a estos acontecimientos ocurridos en Túnez, en su momento se le denominó la Primavera Árabe. “Desde el enorme número de desempleados, las dificultades económicas, el aumento de la inflación y el hundimiento de la moneda; hasta la corrupción y el daño que los ataques extremistas han infligido sobre su necesaria industria turística”. (GONZÁLEZ, p.1)

Ante la problemática, en enero del 2018, casi 600 personas han sido detenidas en Túnez por manifestarse en contra del régimen, en este particular, 328 de ellas en medio de protestas pacíficas en todo el país africano, contra las políticas de austeridad del gobierno de Youssef Chahed, que por medio de recortes, más inflación y el alza en los impuestos, busca bajar el déficit y complacer las exigencias del Fondo Monetario Internacional (FMI); en este sentido, 21 agentes de seguridad han resultado heridos y diez vehículos policiales han sido dañados en los disturbios, ante estos hechos, las movilizaciones sociales en Túnez se intensificaron con la entrada en vigor de los nuevos presupuestos generales hacia los entes gubernamentales, provocando incidentes más violentos, que ocasionaron la muerte de un hombre de 55 años, que fue acribillado durante la represión policial por una protesta ocurrida en la localidad de Tebourna, a unos 40 kilómetros al oeste de la capital.

En este ambiente de tensión que vive el país, se tiene previsto convocar a una gran marcha que corresponderá con el séptimo aniversario de la revolución del Jazmín, la que dio por terminado con la larga dictadura policial de Zinedin el Abedin Ben Ali; el tristemente célebre, expresidente tunecino, quien huyó el 14 de enero de 2011, hacia Arabia Saudita tras un mes de manifestaciones y disturbios en todo el país, lo que significó el estallido de la “primavera árabe”; ante esta situación y previsión de posibles incidentes que lamentar que vaya en perjuicio de los ciudadanos del país africano, los ministerios de Defensa e Interior, han decidido aumentar su presencia en las calles, aunque sin llegar aún a medidas más drásticas como la imposición de toque de queda.

Lastimosamente, el país africano evidencia un nivel alarmante de corrupción por parte de las autoridades gubernamentales, al mismo tiempo, la crisis económica que golpea al país de manera severa; al mismo tiempo, una tasa de desempleo que se acerca al 15%; adicionalmente, el gobierno asumió medidas de austeridad como parte del compromiso que adquirió con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), por un crédito de 2 mil millones de euros que el país recibió en 2016, en este sentido, Túnez se comprometió a cumplir el paquete de medidas con una reforma económica que debía ser aplicada el 1 de enero 2018; lo que parecía como la Primavera Árabe para los jóvenes de Túnez, pronto se convirtió en una frustración, ya que el movimiento fue secuestrado por las élites de los partidos políticos tradicionales del país. “La elite del poder árabe no vio en las reivindicaciones de apertura y cambios una oportunidad para acometer reformas tan necesarias como demandadas, ni siquiera con objeto de reproducirse en el poder. Simplemente no estaba dispuesta a compartirlo con otras elites emergentes.” (GONZÁLEZ, p.1.)

Finalmente, estos hechos que ocurren en Túnez y otros países a nivel global, es producto del capitalismo salvaje depredador que se apropia de los recursos naturales y humanos de los Estados, sin importarle el ser humano, sólo la ganancia, sin conceder la oportunidad a las nuevas generaciones en desarrollar sus capacidades intelectuales para un futuro mejor; individual, colectivo y de  su país, las exigencias son: trabajo, libertad y respeto. Sin embargo, varias fuerzas políticas tratan de usar la agitación popular para rivalizar contra sus adversarios políticos, y hacerse con el poder; sin importarle a los sectores populares que están soportando todas las medidas de austeridad en su contra, debido al alto costo de la vida; el nivel de vida se ha deteriorado, las tensiones y la falta de entendimiento entre las autoridades y la población han crecido. “La gente ha tomado las calles porque los partidos tunecinos hoy en día luchan por el poder y no se ocupan de los problemas del país y de la población". (GONZÁLEZ, p.1)


Referencias

Por: C.B.
Observatorio de medios del Centro de Saberes Africanos, Americanos y Caribeños.

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