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Opinión

Embrollo a la tunecina

Primer Ministro tunecino Youssef ChahedPrimer Ministro tunecino Youssef Chahed

El nuevo primer ministro tunecino Youssef-Chahed presentó al presidente Beji-Caid-Essebsi la composición de su Gobierno el 20 de agosto de 2016 en Cartago

El pasado 26 de agosto el nuevo equipo de gobierno llamado de “unidad nacional”, conducido por Youssef Chahed, obtuvo la aprobación del parlamento tunecino mediante 167 votos a favor, 22 en contra y 6 abstenciones. 23 diputados estuvieron ausentes (no juzgando oportuno interrumpir sus vacaciones de verano ni siquiera en esta coyuntura).

Analicemos las etapas que precedieron a la conformación del séptimo gobierno post revolucionario.

El ultra octogenario presidente de la República ex ministro de Ben Ali, Beji Caid Essebsi, fue el padrino de la “destitución” del precedente premier Habib Essid. Con un sorpresivo movimiento y en un momento sin particular tensión en el país, Essebsi había lanzado el 2 de junio pasado en una entrevista televisada su propuesta de formación de un gobierno de unidad nacional. Según expresó, se trataba de una iniciativa necesaria dado que hasta ese momento el Estado no había conseguido instalar en el país la ley y el derecho, entendiendo que se trataba de una situación gravísima teniendo especialmente en cuenta el peligro terrorista e invitando en consecuencia a todos los partidos (excepto al movimiento de su rival Moncef Marzouki), a la central sindical de la UGTT y a la Utica (equivalente a la patronal tunecina).

Según muchos observadores políticos se trataba en realidad de un intento de salir del callejón sin salida al que había llevado al gobierno la implosión de su partido Nidaa Tounes (1). Con el cuestionamiento de lo realizado por el tecnócrata e independiente Essid la intención del presidente era redistribuir las cartas en el interior de su propio partido, intentando al mismo tiempo captar otras fuerzas externas al Parlamento con el objeto de manejarse mejor con la presencia del aliado/enemigo Ennahda, el partido de inspiración islámica que tiene igual número de diputados que Nidaa Tounes.

Otros factores habrían acelerado la decisión del Presidente, como lo ha señalado la ex diputada de la asamblea Constituyente, Mabrouka M’Barek, investigadora del Middle East Institute : “Al presentar el pasado enero su cambio gubernamental, Essid había adoptado una decisión radical y revolucionaria, la de retirar la gestión de las comunidades locales de la jurisdicción del Ministerio del Interior, algo que venía manteniéndose desde la época de Ben Alí”

Efectivamente en el proyecto de documento sobre descentralización se habían establecido algunos principios clave, como el derecho de las comunidades locales a disponer de una parte de los recursos de sus propios territorios y a la discriminación en favor de las regiones más desfavorecidas. Conceptos que deben haberle parecido abstrusos y peligrosos al bourguibista Essebsi y obstáculos que probablemente serán removidos por el nuevo primer ministro con el objeto de facilitar la metamorfosis extraconstitucional de la estructura del poder (wait and see).

Según el constitucionalista Kais Saied:

“Se diría que estamos asistiendo al nacimiento de un nuevo sistema político diferente del previsto en la nueva Constitución. El jefe de gobierno no es un secretario de Estado, depende de la Asamblea parlamentaria y debe rendir cuentas a los diputados y no al presidente de la República”

En realidad nada demasiado nuevo, se trata de practicar disimuladamente el viejo presidencialismo, tan amado por los nostálgicos del régimen que vuelven hoy “oficialmente” al escenario.

El 13 de julio todos los partidos que integraban el gobierno precedente firmaron el pacto de Cartago, pacto al que se sumaron la poderosas central sindical IGTT, la patronal UTICA y el movimiento Proyecto para Túnez (nacido de la escisión del Nidaa Tounes), así como otros partidos menores, entre ellos “Vía Democrática”, que no tiene representantes en el Parlamento. Entre los principales puntos del pacto, nada que no hubiera sido ya enunciado en los programas de los gobiernos precedentes. El Frente Popular, (alianza de los partidos de izquierda y de los nacionalistas árabes) había adherido inicialmente para separarse luego de la iniciativa presidencial.

El 30 de julio el parlamento, mediante una moción de confianza, se produce la destitución de Habib Essid, quién a pesar de las presiones no había querido renunciar, apelando a la Constitución.

Se ve entonces con claridad la inexistencia de otros candidatos a primer ministro excepto el cuarentón Yossef Chahed, de quién se dice que es pariente lejano de Essebsi. Coordinador de una tentativa (fallida) de reconciliación entre los integrantes de Nidaa Tounes de la que Hafedh Essebsi, hijo del presidente de la República, sale fortalecido, Youssef Chahed es designado por Essebsi no solo por su fidelidad.

Es el “hombre preciso en el momento preciso” tanto para nueva derecha tunecina hiperliberal de la que también forma parte Ennahda, aliado de Nidaa Tounes en el gobierno,como para los gobiernos occidentales y el Fondo Monetario Internacional.

Como subraya Habib Ayeb, docente universitario y documentalista, en una carta abierta dirigida al mismo Chahed:

“Lo que más me ha alarmado (en su currículum) es su paso por el USAID durante un período bastante largo. No ignorará seguramente usted el papel de ese organismo gubernamental usamericano en el cual usted estuvo contratado como especialista en temas agrícolas y alimentarios. Tampoco ignorará la participación del USAID en la organización de varios golpes de estado, por casi todo el mundo y especialmente en América Latina. Acuérdese de Salvador Allende. Acuérdese de Cuba. Acuérdese de Abdul Karim Kasim en Irak… no puedo ni siquiera imaginar que el primer ministro de mi país pueda ignorar esos hechos fundamentales de la historia moderna y la participación directa del USAID en esos acontecimientos…”

Youssef Chahed, según lo reflejan algunos documentos de Wikileaks citados por Vanessa Szacal, medió entre los EEUU y Túnez para impulsar la introducción de la biotecnología (OGM) en este país norafricano.

El 26 de agosto Chahed ha presentado su “nuevo” gobierno: 26 ministros (en Italia solo hay 15) de los cuales 11 son los mismos que en el gobierno precedente, si bien algunos con cambio de funciones, y 14 secretarios de Estado. Entre estos cabe destacar por lo menos tres nombres con clara procedencia del RCD (el partido del ex dictador Ben Alí) (2) y Samir Bettaieb, del partido El Massar, “modernista” de centro izquierda, enemigo acérrimo de Ennahda, al que acusa de ser el responsable moral del asesinato de los miembros del Frente Popular Belaid y Brahmi, pero que parece poner entre paréntesis esta acusación para aceptar el Ministerio de Agricultura, aún sin tener la menor competencia para el cargo. También se hallan presentes en el equipo dos ex cuadros del sindicato UGTT.

El discurso del joven nuevo Primer Ministro en ocasión de su investidura ha tenido al menos la ventaja de ser claro: luego de haber descrito la desastrosa situación económica que atraviesa el país (3) ha advertido que, si las dolorosas medidas que tomará fueran rechazadas u obstaculizadas, el Estado deberá despedir a miles de empleados; y que ha sido Túnez la que ha recurrido al FMI y no a la inversa, porque no existían alternativas. Anunció además que se reprimirán duramente las manifestaciones no autorizadas.

Se trata, en fin, de una explosiva mezcla de ultra liberalismo, clientelismo, nepotismo y retorno al antiguo régimen, con previsibles actitudes autoritarias, que se inserta en un sistema corrupto extendido en cada ganglio de la administración y que pretende hacer pagar a las clases medias y populares los errores de una élite política incapaz hasta ahora de formular una visión alternativa para el desarrollo del país. Un país en el que para citar las palabras de la prestigiosa bloguera Amira Yahyaoui: “existen una veintena de bancos, una decena de aeropuertos, tres operadoras telefónicas en los que se gastan centenares de miles de dinares para una estatua (se refiere al traslado de la estatua de Bourguiba al centro de Túnez), un país que quiere organizar conferencias internacionales y que ni siquiera tiene agua para beber en sus grifos”.

Notas

(1) Nidaa Tounes ha vivido una verdadera guerra de bandas rivales, entre quienes apoyan al hijo del Presidente de la República Hafedh Essebsi y los del rival Mohsen Marzouk, hasta con enfrentamientos físicos, que condujo a la división del partido. Marzouk y los que abandonaron el partido crearon uno nuevo, Machrou Tounes, Proyecto Túnez.

(2) La nueva Ministra de la Mujer Naziha Labidi, el nuevo Ministro de Cultura Mohamed Zine Alabidine y el nuevo secretario de Estado para la Inmigración Radhouane Amara Zine Alabidine.

(3) El Índice de crecimiento pasó de 4,6 en 2010 a 1,2 en el 2016 mientras que la tasa de endeudamiento subió un 62%. En la práctica Túnez continúa endeudándose para pagar las deudas.


Fuente: Tuinisia in red

Traducido del francés para Rebelión por Susana Merino

 


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