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Opinión

La RD Congo una historia constante de inestabilidad política ¿Quiénes están detrás?

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Título original: Inestabilidad en la República Democrática del Congo

Por: Vicent Beltrán Vila
Comandante Escuela Superior de las Fuerzas Armadas. Salamanca

La República Democrática del Congo (RDC) es el segundo país en extensión del continente africano, por detrás de Argelia, y alberga una de las mayores riquezas del mundo en material primas y recursos naturales. Esta riqueza se ha convertido en una verdadera maldición de los recursos, que ha llevado a que potencias extranjeras hayan expoliado y alterado a su antojo el posible orden interno del país.

El conflicto actual se caracteriza por la ausencia de capacidad de actuación del Estado en grandes áreas del país y una injerencia externa de actores regionales tanto estatales como no estatales. La actual situación y progresiva disolución de las instituciones congoleñas tiene su origen en el golpe de estado de Laurent-Desiré Kabila, en 1997, y su giro político de alianzas regionales, que le llevó a abandonar a sus socios de Ruanda y Uganda -quienes le permitieron el acceso al poder- en favor Angola, Zimbabue, Sudán, Libia y Chad.

Para revertir estas dinámicas, la comunidad internacional debería plantear iniciativas que llevaran, entre otros objetivos, a lograr una mayor independencia política y capacidad de acción en todo el territorio, y un control de la exportación de los recursos, todo ello con la participación política de la sociedad congoleña.

La RDC ha vivido una historia convulsa marcada por la explotación de sus recursos naturales y minerales, desde que en 1876 el Rey de Bélgica Leopoldo II lograra la hacerse con el control de este país del África central, mediante la creación de su fundación personal: Asociación Internacional Africana del Congo. A través de esta organización con pretendidos fines humanitarios, orquestó una trama de expoliación de recursos -en especial del caucho- mediante la explotación de la población congoleña. Leopoldo II es considerado por muchos como “el primer genocida de la historia europea” [1].

Esta situación se perpetuó después de la Conferencia de Berlín (1884) [2], hasta que en 1960 la RDC se sumaba a la ola de descolonización global, iniciada en 1955 en la Conferencia de Bandung [3]. No obstante, su independencia de la metrópoli belga no vino acompañada de una prosperidad económica, ni mejora en las condiciones de vida de los congoleños, derivado de la inestabilidad política que tuvo Joseph Kasavubu, primer presidente del país tras la independencia.

La situación de seguridad estuvo marcada por enfrentamientos armados a nivel local y provincial e intentos de independencia, como el de la provincia de Katanga [4]. Ante esta situación, desplegaba en 1960 la primera misión militar de las Naciones Unidas en el país, a petición del primer ministro Patrice Lumumba, que logró finalmente mantener la integridad territorial del país. En este contexto, el 24 de noviembre de 1965 el coronel Joseph-Désiré Mobutu perpetró un golpe de estado e instauró una dictadura de corte militar que duraría más de tres décadas, con el apoyo tácito de Occidente [5].

Un hecho que allanó el posterior golpe de estado de Laurent-Desiré Kabila fue el éxodo de personas que llegó a la región del nororiental de Kivu, huyendo de la guerra de Ruanda, en el periodo 1990-1994. Las intenciones del entonces presidente Mobutu de expulsar a los tutsis (banyamulenges) de esta provincia fue origen revueltas encabezadas por la Alianza de Fuerzas Democráticas para la liberación del Congo (AFDL), cuyo líder era precisamente Kabila, con el apoyo de Ruanda, Burundi. El resultado final fue la expulsión de Joseph Mobutu y la toma del poder de Kabila en 1997.

Este golpe de Estado y el inicio de la dictadura de Kabila se considera el inicio de la actual situación de inestabilidad en la RD del Congo, por la situación de enfrentamiento generalizado que se instauró en el país, debido a la decisión de expulsar del poder a sus antiguos aliados ruandeses y ugandeses, y la asociación con otros actores regionales como fueron: Angola, Zimbabue, Sudán, Libia y Chad [6]. Esto llevó a una guerra generalizada en el país, en lo que se conoce como la Guerra Mundial Africana (1998-2002).

El estado de enfrentamiento armado se concluyó con la firma del Acuerdo de Pretoria (2002), en el que Kabila cedía el poder en favor de su hijo, quien logró mantenerse en el poder con la victoria en las elecciones de 2006. No obstante, no fue hasta la firma del “Marco para la Paz, Seguridad y Cooperación”, firmado por RDC, la República del Congo, Angola, Burundi, Sudán del Sur, Sudáfrica, Tanzania, Ruanda, Uganda, Mozambique y República Centroafricana, para finalizar con los conflictos internos de la región, y la victoria electoral en 2019 del actual presidente Félix Tshisekedi, cuando se puede hablar de cierta esperanza en la evolución política de R.D. del Congo hacia la estabilidad del país.

 Actores en el conflicto

Existe gran cantidad de actores tanto internos, regionales como de la esfera internacional que están presentes en el país, cada uno con objetivos propios, no siempre alineados con los del resto de actores y, en muchos casos, contrarios a los intereses del propio gobierno congoleño. Se analiza en este apartado, los actores regionales estatales y no estatales y las potencias hegemónicas con amplia presencia en el país, así como el papel de las Naciones Unidas.

Desde la participación en el golpe de Estado de Mobutu en 1997, Ruanda y Uganda han mantenido una fuerte presencia en el país, que siguen ejerciendo, a pesar de los intentos de limitar esta injerencia en las décadas posteriores. Uganda mantiene el control de los gobernadores de las regiones de Kivu del norte y del sur, donde se aprovecha de la ausencia de presencia efectiva del estado congoleño y explota a su antojo los recursos minerales existentes en estas regiones, con un «vínculo existente entre la explotación de los recursos naturales y la continuación del conflicto» [7]. En el mismo sentido, Ruanda aprovecha desde el conflicto de 1990-1994 las regiones de Kivu del norte y sur como santuarios para las milicias y grupos armados que emplea como proxis en sus disputas regionales con Burundi y Uganda. La explotación de recursos de RDC es igualmente evidente, ya que exporta minerales que no posee.

 Además de los actores estatales, en la RDC proliferan los grupos armados no estatales. Se estima que más de 130 milicias se actúan sin control de las fuerzas de seguridad congoleñas. Estos grupos varían sus relaciones de cooperación y enfrentamiento en función de los intereses del momento, y, además, ejercen su papel de apoyo económico y social a la población local, ante la ausencia del Estado [8]. Son parte protagonista del contrabando de minerales y materiales nobles en el noreste del país, hacia Uganda, Burundi y Ruanda.

Cabe destacar el papel de la Allied Democratic Forces, de origen ugandés fundado en 1995, que ha evolucionado hacia postulados yihaditas y es considerado como organización terrorista por los Estado Unidos. Es especialmente activo en la región de Kivu. Asimismo, las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda están compuestas por combatientes extranjeros y públicamente afirman buscar el diálogo con el Gobierno de Ruanda, quien aprovecha de su existencia para justificar su injerencia en la RDC.

 Por otro lado, la falta de presencia efectiva del Estado en gran parte del territorio congoleño ha favorecido la aparición de grupos como las milicias Mai-Mai, que ejercen una administración paralela a nivel local [9].

En el ámbito internacional, Estados Unidos y China son las dos grandes potencias que tiene presencia en RDC, esta última con un perfil más asertivo en materia económica y de apoyo al sector de la seguridad. Los intereses de China en el país se centran en los recursos minerales y, en concreto en la explotación del coltán, que considera imprescindible para continuar a la vanguardia del desarrollo tecnológico mundial [10]. China ha alcanzado acuerdos con el gobierno congoleño para apoyar en la reforma de su sector de seguridad y formar a sus Fuerzas Armadas, así como para intercambiar licitaciones para la extracción de minerales a cambio de inversión en infraestructuras. Los Estados Unidos, por su parte, mantiene estrecha relación en materia comercial, en especial en la importación de cobre y café, y asistencia humanitaria. Invierte más de 200 millones de dólares anuales de manera bilateral y es contribuidor principal de la misión de las Naciones Unidas en el país MONUSCO.

En relación con la presencia de las Naciones Unidas en el país, cabe señalar que desde la primera misión MONUC de 1960, se han renombrado y modificado los mandatos de las distintas misiones, hasta la actual MONUSCO, cuyos objetivos pasan por lograr la protección de civiles, apoyar la estabilización y el fortalecimiento de las instituciones, y apoyar la reforma de sector de seguridad.

Vemos como los actores regionales estatales y no estatales aprovechan de la ausencia de presencia estatal en gran parte del territorio congoleño y explotan a su antojo los ingentes recursos naturales, en especial en el noreste del país, además de hacer uso del control del territorio, de su población local, y de las ganancias fruto de los tráficos ilícitos de todo tipo. Los principales actores internacionales con intereses en el país, China y los Estados Unidos, no parece que compitan por objetivos enfrentados, aunque la postura expansiva de China en África es probable que termine por encontrarse con intereses estratégicos de seguridad estadounidenses.

 Líneas de acción e instrumentos para la  estabilización de RDC 

Los intentos de la comunidad internacional por estabilizar la RDC se inician desde el mismo momento de su independencia, en el proceso de descolonización. Las Naciones Unidas han estado presentes en el país en distintas misiones que, con mayor o menor éxito, han tratado de mantener el orden público, asegurar el mantenimiento de la integridad territorial y la independencia política del Congo (ONUC-1960), planificar la observancia del alto el fuego y la separación de las fuerzas y mantener, tras la primera guerra del Congo de 1997 (MONUC-1999) o la protección de los civiles, personal humanitario y defensores de los derechos humanos que se encuentren en peligro inminente de sufrir violencia física y apoyar al Gobierno (MONUSCO-2010).

La aproximación más completa a la posible solución de la inestabilidad en RDC la encontramos en la Estrategia para la Consolidación de la Paz, Prevención y Resolución del Conflicto en la Región de los Grandes Lagos, aprobada por la Secretaría General de las Naciones Unidas en el año 2020 [11]. Esa estrategia planteaba tres grandes líneas de actuación centradas en la paz, seguridad y justicia; desarrollo sostenible y prosperidad compartida; y resiliencia. Posteriormente, se operacionalizó a través de un Plan de acción [12] para el periodo 2021-2023, en el que se han establecido cinco áreas de actuación:

 • Promoción de diálogo y confianza.

• Reducir la amenaza de grupos armados.

• Promoción de explotación sostenible de recursos naturales y comercio e inversión.

• Búsqueda de soluciones duraderas a los desplazados forzosos.

• Fomento de capacidad regional de respuesta ante crisis sanitarias.

Del análisis de la situación interna de RDC se observa que las dos grandes dinámicas [13] que limitan el objetivo estratégico de lograr el desarrollo de la RDC y la consolidación de un estado capaz de ejercer control sobre su población, recursos y territorio son: la ausencia de un gobierno efectivo, caracterizado por grandes niveles de corrupción, y la elevada injerencia externa de actores regionales tanto estatales como no estatales. En este sentido, las acciones que se lleven a cabo en favor de la solución de la inestabilidad interna debieran buscar los objetivos de alcanzar un sistema político inclusivo, estable y con capacidad de gobernar en todo el territorio, así como reducir la influencia de actores regionales e internacionales en los asuntos internos.

En un mayor nivel de detalle, podríamos desagregar las dos grandes dinámicas que conformar el actual escenario de inestabilidad en variables que reflejan, a través de una relación multicausal, los factores esenciales derivados de una acción de gobierno efectiva y de la injerencia externa sobre los asuntos de la RDC. En este sentido, entendemos de modo general un gobierno efectivo como aquel que es capaz de proporcionar bienes y servicios públicos, dispone en exclusividad del aparato de seguridad estatal para aplicar la violencia como medida coercitiva en su territorio y en el que está instaurado un Estado de derecho. Asimismo, asumimos como injerencia externa el grado de influencia directa de terceros países en los intereses, recursos y población de la República Democrática del Congo.

Las iniciativas para estabilizar la RDC deberían desarrollarse a través de líneas de acción que busquen la independencia política y capacidad de aplicar políticas públicas en todo el territorio, el dominio efectivo del territorio, la efectiva prestación de bienes y servicios a la población, y el control de los recursos propios y de la economía nacional. En todas ellas, resulta esencial lograr una participación de toda la sociedad congoleña, a través de procesos políticos inclusivos, en los que se tengan en consideración los intereses de las distintas etnias, tribus y comunidades políticas del país.

Concretando en posibles acciones, se estima que lograr un acceso generalizado a la sanidad, al agua potable y a la escolarización son esenciales para poder lograr una prestación mínima de bienes y servicios a la población, que, sin duda, ayudaría en la legitimidad y respaldo de la población hacia su gobierno.

 Asimismo, reducir las acciones violentas contra la población llevadas a cabo por actores estatales y no estatales, y acabar con la libertada de actuación de los grupos de crimen organizado y tráficos ilícitos, redundaría en una mayor seguridad interior. En este sentido, se precisa iniciar un verdadero proceso de desmovilización, desarme y reintegración (DDR) de los numerosos grupos armados presentes en el país.

Por último, la consecución de un Estado de Derecho real lleva implícito el cumplimiento de la ley por todas las personas y actores estatales, la independencia de un sistema judicial y la igualdad efectiva ante la ley. Para ello, resulta necesario establecer tribunales de justicia que encausen casos de abuso de derechos humanos, en coordinación con los tribunales internacionales.

En lo relativo a la injerencia externa, controlar las exportaciones de minerales y materias nobles desde países vecinos de la RDC y acabar con la influencia política de Ruanda y Uganda en las regiones limítrofes de Kivu norte y sur, redundaría en limitar dicha injerencia. Las relaciones con los actores internacionales con fuerte presencia en el país deben basarse en la libre adhesión de acuerdos de seguridad, inversión y comerciales, con el firme compromiso del cumplimiento de la legislación internacional por todas las partes.

Es evidente que la puesta en marcha de cualquier iniciativa que trate de establecer un orden en la RDC chocará con las dinámicas que aprovechan el actual caos para la consecución de sus propios objetivos. La realidad sociopolítica del país se caracteriza por la progresiva disolución de la autoridad estatal y la elevada corrupción que afecta al exiguo aparato de poder del Estado. De este modo, poner fin a las redes clientelares y su relación con el tráfico de materias, armas y personas es un cuello de botella que dificultará la estabilización del país. Relacionado con ello, limitar los beneficios económicos que logran los países vecinos, en especial Ruanda y Uganda, por la extracción ilegal de recursos, limitará, igualmente, las posibilidades de lograr un acuerdo regional de desarrollo mutuo, que necesariamente debe contemplar el control de las exportaciones y la diversificación de la economía de los países de los Grandes Lagos.

Conclusiones

La historia de la RDC está caracterizada por la explotación de sus recursos y el abuso de su población, primero por parte de la metrópoli belga y su monarca Leopoldo II, y desde su independencia por los estados vecinos y la cantidad de grupos armados que han proliferado en su territorio.

El origen de la actual situación de inestabilidad se encuentra en el golpe de estado de Laurent-Desiré Kabila, en 1997, y su giro político de alianzas regionales, que le llevó a abandonar a sus socios de Ruanda y Uganda, quienes le permitieron el acceso al poder. El resultado ha sido desde entonces la presencia de milicias a uno y otro lado de la frontera, injerencia en asuntos políticos, explotación ilegal de recursos y alto grado de corrupción en las instituciones del Estado congoleño.

Los intentos de la comunidad internacional por estabilizar la RDC se han concretado desde su misma independencia a través de las misiones de las Naciones Unidas en el país. Recientemente, el intento de presentar un plan creíble y completo para finalizar con la inestabilidad en el país se concreta la Estrategia para la Consolidación de la Paz, Prevención y Resolución del Conflicto en la Región de los Grandes Lagos, aprobada por la Secretaría General de las Naciones Unidas en el año 2020 y en el Plan de acción para el periodo 2021-2023.

Las dos grandes dinámicas que limitan la posibilidad de lograr el desarrollo de la RDC son: la ausencia de un gobierno efectivo y la elevada injerencia externa de actores regionales tanto estatales como no estatales. Para revertir estas dinámicas, se debieran plantear líneas de acción para alcanzar la independencia política y capacidad de aplicar políticas públicas en todo el territorio, el control efectivo del territorio y la exclusividad de la acción coercitiva por parte del Estado, la efectiva prestación de bienes y servicios a la población, y el control de los recursos propios y de la economía nacional. Todas ellas, deben contar con la participación política de toda la sociedad congoleña.

 Sin duda, no resultará sencillo la puesta en marcha de estas iniciativas, en especial aquellas que atenten contra los intereses de los actores que en mayor medida se benefician del caos imperante en el país: Uganda, Ruanda, milicias y grupos de tráficos ilícitos. En este sentido, acabar con las redes clientelares y el control de las exportaciones de materias primas son verdaderos retos que se deben afrontar para pensar en una posible estabilización del país.

Citas:

[1] Vargas Llosa, M. (2021) «El turismo es la mayor defensa contra la caricatura de los otros». Periódico El País. Disponible en: https://elpais.com/elpais/2021/02/11/paco_nadal/1613035247_902376.html. [Consulta: 18.04.2022]

 [2] El 15 de noviembre de 1884 el canciller Bismarck convocó la conferencia de Berlín donde las potencias coloniales se repartieron África dividiendo unidades socioeconómicas ya establecidas y fracasando el desarrollo de estas regiones (Pérez, 2013).

 [3] Conferencia celebrada en la ciudad homónima de Indonesia, de donde salió el movimiento de países no alineados y se forjó el movimiento anticolonialista.

 [4] Vacas Fernández, F., & Pardo de Santayana y Gómez de Olea, J. (2005). El conflicto de los Grandes Lagos. Universidad Carlos III de Madrid. Instituto de Estudios Internacionales y Europeos Francisco de Vitoria.

 [5] Cervera, M. (2014) “El caso de la República Democrática del Congo: efectos perversos de la globalización en un estado fallido”. Universidad de Navarra, Anuario español de Derecho Internacional, Vol. 30, pp. 87-138. Disponible en: https://revistas.unav.edu/index.php/anuario-esp-dcho-internacional/article/view/911 [Consulta: 30.04.2022]

 [6] Palacián, B. (2014) “República Democrática del Congo: una ventana de oportunidad para la paz». En: Panorama geopolítico de los conflictos 2014. Madrid: Ministerio de Defensa. Disponible en: https://www.ieee.es/publicaciones-new/panorama-geopolitico-de-los-conflictos/2014/PANGEOCONF2014.html [Consulta: 20.04.2022]

 [7] Información contenida en la carta del secretario general de las Naciones Unidas al Consejo de Seguridad el 12 de abril de 2001. Disponible en: DRC S 2001 357.pdf (securitycouncilreport.org). Consulta: [25/04/2022]

 [8] [9] Kebelde, T. (2021) “Uganda Conflict Insight”. Institute for Peace and Security Studies (IPSS), December 2021. Disponible en: https://ipss-addis.org/wp-content/uploads/2021/12/Uganda-Conflict-Insights-vol-1_22122021.pdf [Consulta: 25.04.2022]

 [10] Brocca, M. L. (2021) La actual política exterior de China en África y su proyección geoestratégica en la República Democrática del Congo, Trabajo Final de Licenciatura, Escuela Superior de Guerra “Tte. Gral. Luis M. Campos”. Disponible en: http://www.cefadigital.edu.ar/handle/1847939/1767 [Consulta: 02.02.2022]

 [11] Estrategia para la Consolidación de la Paz, Prevención y Resolución del Conflicto en la Región de los Grandes Lagos, aprobada por la Secretaría General de las Naciones Unidas en el año 2020. Documento disponible en: https://ungreatlakes.unmissions.org/sites/default/files/s_2020_1168_e.pdf [Consulta: 20/04/2022]

 [12] United Nations Strategy for Peace Consolidation, Conflict Prevention and Conflict Resolution in the Great Lakes Region – Action Plan 2021-2023. Documento disponible en: https://ungreatlakes.unmissions.org/sites/default/files/un_great_lakes_strategy_-_action_plan_-_english_final.pdf [Consulta: 20/04/2022]

 [13] A los efectos del desarrollo de las posibles líneas de acción se considera gobierno efectivo como la capacidad de proporcionar bienes y servicios públicos, la existencia en exclusividad de la aplicación de violencia en el territorio y la efectividad del Estado de derecho. Asimismo, la injerencia externa se define como el grado de influencia directa de terceros países en los intereses, recursos y población de la República Democrática del Congo.


 Fuente: Universidad de Salamanca

Publicado por AiSUR


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