4F de 1992
Por ahora
Autor: Alí Ramón Rojas Olaya
El martes 4 de febrero de 1992, el pueblo conoció al comandante Chávez como parte de un grupo de militares y civiles que ejecutó un intento de golpe de Estado en Venezuela contra el entonces presidente constitucional Carlos Andrés Pérez quien había lanzado por órdenes del Fondo Monetario Internacional el programa económico de Miguel Rodríguez, su jefe de Cordiplan y presidente del BCV. Ese economista, después de hacer una maestría en la Universidad de Yale y doctorarse en la Universidad de Harvard, regresó en 1985 para trabajar en el Instituto de Estudios Superiores de Administración (Iesa). Publicó el artículo “Mitos y realidades del endeudamiento externo de Venezuela”, que lo catapultó como hombre clave.
Ese “genio de la economía” escribió el programa “El gran viraje”, en el que hilvanó una serie de ajustes económicos neoliberales para refinanciar la deuda externa. Los resultados los vaticinó Simón Rodríguez: “El hambre convierte los crímenes en actos de virtud”. El 27 de febrero de 1989 se inició en Guarenas lo que conocemos como el Caracazo, que arrojó más de tres mil muertos. Tras esa traba popular, Pérez lo conmina a reajustarlo. Las secuelas nos las facilita Hernán Méndez Castellano, de Fundacredesa. Para 1993, 1,07% de la población vivía en la opulencia (cuatro mil familias) y 7,09% vivía en relativo confort (15 mil familias). La clase media venezolana se redujo a 13,6%. 37,6% conformaban la clase obrera (cerca de siete millones). 40,64% (ocho millones) era marginal. Para 1995, de 21.332.515 habitantes, 81,58% se hallaba en situación de pobreza, de la cual 41,75%, es decir, más de nueve millones padecían miseria, entre ellos unos cuatro millones de niños sin hogar o escuela o con severos cuadros de desnutrición.
Detrás de cada número se esconde un dolor. Miguel Rodríguez había logrado el objetivo de su paquete: enriquecer más a la oligarquía.
El golpe no tuvo éxito. El comandante Chávez se hizo responsable y cual Libertador del Siglo XXI, el 4 de febrero de 1992 encarnó a toda la gente que va con la esperanza en la mano. Después de ese día no hizo otra cosa que emprender la tarea de Kléber Ramírez Rojas, su maestro y líder insurreccional, “producir alimentos, ciencia y dignidad” y construir para el pueblo caminos de libertad, justicia, grandeza y hermosura.
Publicado por AiSUR
Premio Nacional de Periodismo Necesario Anibal Nazoa 2020