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El ejército congoleño pidió el jueves a los desertores que se reincorporen a sus unidades, mientras soldados rebeldes dispararon armas y saquearon partes de la ciudad oriental de Lubero después de huir de los enfrentamientos cercanos con los rebeldes respaldados por Ruanda que avanzaban.
Los disturbios ponen de manifiesto el creciente desconcierto dentro de las fuerzas armadas congoleñas ante la actual ofensiva del grupo rebelde M23, que ha capturado las dos ciudades más grandes del este de la República Democrática del Congo y ha avivado los temores de una guerra más amplia.
Un comunicado de un portavoz militar para las operaciones en la provincia de Kivu del Norte ordenó a los soldados fugitivos de los alrededores de Lubero que regresaran a sus puestos en un plazo de 12 horas y pidió a todos los soldados que se abstuvieran de robar y realizar otros actos ilegales.
Los combates con el M23 han continuado fuera de la ciudad, en la parte sur del territorio de Lubero, durante las últimas 72 horas, dijo a Reuters el portavoz del ejército congoleño, Sylvain Ekenge.
El jueves por la mañana, cinco residentes de la ciudad de Lubero describieron escenas caóticas relacionadas con las deserciones de la línea del frente, incluyendo ráfagas de disparos y saqueos en el mercado central y en tiendas que venden teléfonos móviles y ropa.
"Hay un caos total en Lubero. Se oyen disparos... Los soldados corren en todas direcciones", dijo uno de los residentes, que habló bajo condición de anonimato por cuestiones de seguridad.
Más tarde, el administrador militar de Lubero, Alain Kiwewa, dijo que se había restablecido el orden en la ciudad y culpó a un grupo de soldados indisciplinados de sembrar el pánico.
RETIRO DE BUKAVU
Estos incidentes y el recrudecimiento de los combates con el M23 en torno a Lubero han aumentado la presión sobre el ejército, que se retiró desordenadamente de la vecina provincia de Kivu del Sur después de que el avance del M23 hacia la capital provincial, Bukavu, durante el fin de semana provocara enfrentamientos entre las fuerzas congoleñas y las milicias aliadas, que querían quedarse y luchar.
La escalada ha alarmado a toda la región y a la comunidad internacional. El jueves, Estados Unidos impuso sanciones a un ministro del gobierno de Ruanda y a un alto oficial rebelde por su presunto papel en el conflicto.
El país vecino, Ruanda, niega las acusaciones del Congo y de las Naciones Unidas de que apoya al M23 con armas y tropas y afirma que se defiende de las milicias hutus, a las que acusa de luchar junto al ejército congoleño.
El Congo lo rechaza y afirma que Ruanda ha utilizado al M23 como agente para saquear sus minerales, como el oro y el coltán, utilizados en teléfonos inteligentes y computadoras.
El Ministerio de Finanzas del Congo anunció el jueves el lanzamiento de un fondo de solidaridad para el ejército que permite a los ciudadanos, empresas y organizaciones donar directamente al esfuerzo bélico en el este.
La iniciativa destaca el costo financiero de la insurgencia de tres años que ha visto al M23 capturar franjas sin precedentes de territorio congoleño y valiosas zonas mineras, renovando un conflicto por el poder, la rivalidad étnica y los recursos que se remonta al genocidio de los años 1990 en Ruanda.
Fuente: Reuters
Publicado por AiSUR
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