Quebec, Escocia y Cataluña. Tres lugares del mundo unidos por una misma causa: la independencia.
Canadá, que a muchos suena tan apacible, y últimamente con un gobierno alineado con EEUU para crearles problemas a los países vanguardistas de América Latina y El Caribe, en especial a Venezuela.
Canadá es un país con más de 36 millones de habitantes, que ocupa el norte de América. Es el segundo país más extenso del mundo detrás de Rusia, tiene una superficie de 9.970,610 km.
Tras la llegada de los europeos al continente Americano, colonos de Inglaterra y Francia, llegaron a la parte norte de América y batallaron por mantenerse en el lugar. En este sentido, Francia estableció dos colonias a principios de los años 1600, en el actual territorio de Canadá. De esta manera, Canadá (o Quebec), se ubica en la margen norte del río San Lorenzo, y la colonia de Acadia (en francés Acadie), en lo que es hoy, Nuevo Brunswick y Nueva Escocia que después de ser colonia francesa, pasaron al dominio del imperio británico.
La mayoría de los colonos franceses, decidió permanecer en Quebec, pese a ser una colonia inglesa. Por su parte, en la colonia de Quebec, los habitantes franceses sobrevivieron a las agresiones de los ingleses y conservaron sus derechos como el reconocimiento de su lenguaje y sus leyes francesas, a cambio de la fidelidad al Reino Unido.
Quebec y su largo camino independentista
El nacionalismo francés en Canadá, tomó cuerpo a finales de 1960. A ellos, se unieron Intelectuales y Trabajadores que entendían que la crisis económica en Quebec, era culpa de la Federación canadiense y, proponían a grandes rasgos, dos alternativas: 1) un mejor relacionamiento con las demás provincias, y con el gobierno central. 2) la independencia de Quebec, con una constitución como estado soberano.
Quienes sostenían esta segunda posición, se reunían en torno del recientemente creado Partido Quebecois (PQ), liderado por René Lévesque, y conformado con ex-militantes "izquierdistas" del Partido Liberal (PL), unionista. Las motivaciones secesionistas eran de orden económico para ese momento. De acuerdo a la legislación canadiense, ninguna de sus provincias puede separarse. Para los independentistas del PQ, esta posibilidad sólo se lograría con un referéndum, y con el apoyo de la comunidad internacional.
En tres años, sucedieron dos hechos de importancia que colocarían a Quebec, en el escenario nacional e internacional. En 1967, el entonces presidente de Francia, Charles de Gaulle, exclamó "Vive le Quebec libre", desde los balcones del Montreal City Hall, en un claro apoyo a los separatistas, despertando movilizaciones pro independencia en las principales ciudades de la provincia.
“El independentismo en Quebec comenzó a cobrar fuerza a partir de los años 60 y 70 del siglo XX, cuando las primeras organizaciones nacionalistas empezaron a participar en las instituciones y a presentarse a las elecciones de una forma organizada”. (SORIANO, 2013, pág. 1). En abril de 1970, las elecciones en Quebec arrojaron un 24 % de votos independentistas y una mayoría absoluta del Partido Liberal de Canadá.
El Primer referéndum por la independencia
El Primer referéndum por la independenciaEn el primer referéndum en 1980, los independentistas liderados por René Lévesque, obtuvieron el 40,5% de los sufragios, perdieron por algo más de 700.000 votos. Sin embargo, fue para ellos un logro que percibieron como la “reafirmación de la identidad nacional quebequense”. (SORIANO, 2013, pág. 1)
Los líderes separatistas, de haber ganado, estaban preparados para iniciar negociaciones con Canadá, y sólo, si eran rechazadas sus exigencias declararían la independencia.
Con el primer referéndum, quedó demostrado que, cada vez, son más los separatistas en Quebec, o que cada vez, son más los quebequenses que se sienten menos canadienses. Por su parte, la otra fuerza política separatista, era el Bloque Quebecois (BQ), liderado por Lucien Bouchard, que para ese momento era gobernador de Quebec. Para la consecución de la independencia, el proyecto soberanista contempla la realización de consultas públicas, “referenda” para que la población de la provincia, defina el futuro de Quebec dentro de la federación.
Los Separatista fueron a las elecciones de 1993, cuyos resultados otorgaron la condición de "oposición oficial" al Bloque Quebequense, al obtener 54 escaños de los 295 en disputa en el Parlamento Federal. En las elecciones provinciales de setiembre de 1994, el PQ obtuvo el poder nuevamente, y su líder Jacques Parizeau, que fue electo gobernador, prometió un nuevo referéndum y la independencia para Quebec.
El segundo referéndum
En el Referéndum por la independencia de Quebec en octubre de 1995, los independentistas se quedaron a menos de un punto porcentual de conseguirlo, con el 49,4 % de los votos, con un notable crecimiento de esta opción, que prácticamente muestra que la mitad de la población de Quebec quiere montar tienda aparte como país.
Ahora bien, una vez solucionados los problemas económicos, el nacionalismo separatista, comenzó a plantear otras exigencias: la defensa del idioma francés, además, planteaban que la independencia requería un paso previo, a un nuevo relacionamiento económico, político y militar con Canadá.
Hacia un tercer referéndum, EEUU entra en el juego
El resultado, de la segunda consulta fue estrecho, situación que sirvió de estímulo para que los separatistas plantearan un tercer referéndum, pero esta vez, se encontraron con obstáculos legales, planteados por el Gobierno de Jean Chrétien, y principalmente, su ministro de Asuntos Institucionales, Stephan Dion. Esto llevó a que se sometiera a consulta de la Corte Suprema:
“La Corte determinó en su sentencia de 1998 que la separación se debía producir de forma pactada con el Estado central y con un referéndum autorizado por el Parlamento federal. (…). Esto, al fin y al cabo, disminuyó la capacidad unilateral de los separatistas quebequenses, ya que les impedía convocar un referéndum por su cuenta”. (Riestra, 2015, pág. 1).
En este momento, interviene directamente, por primera vez, el socio principal de Canadá, EEUU. La posición le expresó el presidente estadounidense Bill Clinton, en octubre de 1999, que afirmó desde Montreal lo siguiente:
"Piensen dos veces antes de una ruptura, en tiempos de globalización" (SORIANO, 2013, pág. 1).
Debe considerarse, el 90% de los ingresos por exportaciones canadienses depende de Estados Unidos. Por otra parte, el triunfo de los separatistas en Canadá, significaría un estímulo para las tendencias secesionistas en Texas, Luisiana, California, y otros Estados. Todos ellos estados del sur, que, al igual que Texas, se proclamaron territorios independientes de Estados Unidos en 1861, dando lugar a la Guerra de Secesión, o Guerra Civil estadounidense. En aquella oportunidad 11 estados se separaron de Estados Unidos, tras la reelección del presidente Abraham Lincoln, y crearon una Confederación independiente. Esta situación, fue una de las causas de la guerra civil. Los estados sureños, fueron anexados tras perder la guerra, y de esta manera, se conformó la Unión.
Quebec es una nación inconforme
El 27 de noviembre de 2006, el parlamento canadiense, con el apoyo del partido gobernante, reconoció a los quebequeses como una nación dentro de Canadá Unida. Sin embargo, esta concesión es percibida como una maniobra del gobierno central de Canada, con el propósito de tranquilizar los intentos secesionistas de los partidos independentistas.
En las elecciones generales de Quebec de 2012, el partido independentista Partido Quebequés, liderado por Pauline Marois, ganó la mayoría de los asientos de la Asamblea Nacional de Quebec, formando un gobierno minoritario. En el discurso del día de las elecciones, la ganadora planteó la posibilidad de convocar a un nuevo referendo por la independencia, al expresar su deseo de que Quebec, se convierta en un país independiente, y su convicción de que eso sucederá: “Queremos un país. Y lo tendremos”. (SIPMANN, 2015, pág. 1). Hasta el presente, no se han generado las condiciones políticas, para tomar la decisión de realizar el tercer referéndum independentista.
Los gobiernos de Canadá siempre se han opuesto a reconocer a Quebec como una nación soberana. Sin embargo, su política exterior dice todo lo contrario, ya que han participado como protagonista en diversas intervenciones bélicas en contra de otras naciones. Tenemos como ejemplo, el caso de la antigua Yugoslavia, en donde, su territorio fue dividido para convertirlo en diversos estados.
“Cuando Rusia amenazó con vetar la intervención aérea contra Serbia a causa de Kosovo en 1999, el gobierno de Canadá se unió a los aliados de la OTAN para llevar a cabo acciones militares sin la aprobación del Consejo de Seguridad por motivos humanitarios”. (KINSMAN, 2007, pág. 1). En el caso de Afganistán, Canadá participó desde el principio en los despliegues en Kabul, y en 2005, en unas misiones más peligrosas al sur del país, y en Kandahar. El compromiso con Afganistán, se ha convertido en el principal aspecto de la política exterior canadiense de la actualidad. El gobierno insiste, en que el compromiso con Afganistán, es una participación multilateral como parte de una fuerza de la OTAN, respaldada por el Consejo de Seguridad de la ONU y, por consiguiente, es conforme a la línea tradicional de continuidad en la política exterior canadiense.
Lo cierto es que en la norteña Canadá está latente la división territorial y la creación de un nuevo país, la República de Quebec.
