Por Mariano Beldyk
Subeditor de Política de Diario Perfil.
La vieja casona, que el macrismo había rebautizado como Casa Creativa del Sur, recuperó su nombre y ya resguarda los archivos digitales que viajaron con la estatua del ex presidente. Preparan una sorpresa con las refacciones
Con el acto simbólico de la inauguración en el Centro Cultural Kirchner de la estatua en bronce del ex presidente Néstor Kirchner a diez años de su muerte, la Argentina también se consagró como baluarte de la memoria de lo que una vez fue la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur). Porque junto a la figura del mandatario, viajaron los servidores con los archivos digitales y una parte de los documentos físicos que ahora se encuentran atesorados en la Casa Patria Grande y, desde allí, se preservará la memoria a la par de iniciar una reconstrucción informal del bloque. Resta aún una sorpresa por revelarse en ese lugar.
Tanto la estatua del ex presidente como el resto del patrimonio que reflejan la historia de la integración sudamericana en la década pasada aguardaban, desde hacía meses, en una bodega de Quito. Luego de que el gobierno ecuatoriano de Lenín Moreno renunciara al bloque y, con ello, a mantener la capital de su país como sede oficial, el personal administrativo de la Unasur debió desalojar el edificio y utilizó los recursos restantes para abonar los últimos sueldos y salvaguardar el mobiliario, el monumento, los archivos y demás tesoros en un depósito privado.
La novedad sobre la situación del patrimonio de la Unasur la trajo a Buenos Aires el ex presidente colombiano y último secretario general del bloque durante la asunción de Alberto Fernández, en diciembre de 2019. Lo habló con él y con la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Unas semanas antes, en ocasión de la cumbre del Grupo de Puebla de la que también forma parte Samper, ya se había abordado la cuestión del futuro de la Unasur. Acordaron asignarle la tarea al secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello, y a su equipo. En marzo, Samper volvió al país. Para entonces, ya se habían encaminado los trámites necesarios y las conversaciones para que la Argentina se convirtiera en el custodio formal de los bienes de Unasur, tarea que cumplía Venezuela hasta ese momento. El plan avanzaba con bajo perfil porque temían, entonces, qué actitud podría tomar el gobierno de Moreno, peleado con su viejo jefe político y un dirigente muy cercano a los Kirchner, Rafael Correa. Vitobello puso a cargo de la logística a Matías Capeluto, dirigente del Partido Red por Buenos Aires que ofició también como un punto de enlace, dentro de Puebla, con el dirigente chileno y cofundador del Grupo, Marco Enríquez-Ominami. ME-O, tal su apodo, había diseñado una parte importante de la agenda internacional de Fernández cuando era candidato y luego mantuvo al foro progresista como un marco para la proyección regional del presidente argentino en los primeros tiempos de su gestión.
Los contactos con Ecuador y Venezuela se establecieron a través de la Cancillería y la embajada local. Contra los peores temores, el gobierno de Moreno prestó colaboración para la repatriación de la herencia de Unasur y para mayo, la operación tenía luz verde de todas las partes. Solo había que sortear los escollos propios de la pandemia y las fronteras restringidas que demoraron más de la cuenta el desenlace. A comienzos de octubre, finalmente, la estatua de Néstor Kirchner arribó a Buenos Aires en un vuelo de Avianca que hizo escala en Bogotá antes de enfilar hacia el Sur. Traía también un material menos simbólico y más sensible, los servidores de Unasur, que hoy descansan en la Casa Patria Grande. Resta traer parte de la documentación física, el mobiliario y las obras de arte que formaban parte de la sede central. Desde la Rosada, aseguran que toda la operación corrió por cuenta de la Unasur, a quien el gobierno actual pagó las deudas por membrecía de casi 1,8 millones de dólares que la administración de Juntos por el Cambio había dejado pendientes tras su renuncia. Todavía deben más dinero.
La vieja casona sobre Carlos Pellegrini, en el cruce con Juncal, se barajó como una de las opciones para emplazar la estatua del ex presidente. Al final, se escogió el Centro Cultural Kirchner aunque el resto del patrimonio de la Unasur será destinado a la Casa Patria Grande como una suerte de oficina virtual del bloque. Si bien no habrá convocatorias formales bajo el signo de la Unasur, se trabajará con una agenda de reconstrucción del espíritu de la integración desde sus salones. Hoy el lugar se encuentra en plenas refacciones. Fue inaugurado el 25 de febrero de 2011 como Casa Patria Grande “Presidente Néstor Carlos Kirchner” por la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner, en compañía de los ex mandatarios José 'Pepe' Mujica (Uruguay) y Fernando Lugo (Paraguay). El gobierno de Cambiemos la renombró "Casa Creativa del Sur" y la mudó al ámbito de Cultura para destinarla a talleres y "proyectos innovadores". Con durlocks y una nueva obra sin rostros, el gobierno macrista cubrió el extenso mural en el patio exterior de la casona, en donde se veía a Néstor Kirchner tomando de las manos a Correa, Hugo Chávez, Fidel Castro y Luiz Inácio Lula da Silva. En un segundo plano, se alzaban Cristina Fernández y Evo Morales. Al asumir Alberto Fernández, se removieron los paneles solo para descubrir la pintura original muy dañada. Decidieron hacer un nuevo mural, cuya ilustración guardan con recelo. En los planes originales, se había programado revelarlo en el décimo aniversario de la muerte de Kirchner. No pudo ser, por lo que la nueva obra sigue aguardando por el presidente Fernández para descorrer el velo que la protege de ojos indiscretos.
El 5 de diciembre de 2014, la Unasur abrió las puertas de su flamante sede central, erigida en la mitad del mundo a un costo de 53 millones de dólares como la más moderna entre los organismos multilaterales. Su arquitectura la volvía resistente a los sismos, dotada de las más avanzadas plataformas tecnológicas en un espacio total de 19.500 metros cuadrados. La estatua de Kirchner, su primer secretario general, se alzaba en el patio de armas. Había también un Salón de Presidentes con capacidad para 300 personas, uno de Cancilleres, una biblioteca bautizada Gabriel García Márquez, un centro de documentación, otro salón masivo para 2 mil personas y ocho salas de reuniones. Desde la renuncia de Ecuador, todo eso se convirtió en un gigantesco depósito. Hoy, de los doce miembros originales de Unasur solo quedan Guyana, Surinam y Venezuela. Bolivia y Perú comparten el limbo de las salidas no consumadas. Y respecto a la Argentina, Brasil y Chile subsisten dudas, explica Samper a PERFIL: "El retiro no está finiquitado porque no es solamente el envío de una carta, como hizo (el ex presidente Mauricio) Macri, esto no es un club social. Unasur fue creado por un tratado constitutivo y la única manera de solemnizar el retiro es que los países, una vez que informen su intención, lo trasladen al Congreso para que lo apruebe."
La indiscutible virtud del bloque fue que supo aunar, en sus orígenes, a gobiernos de signo opuesto, por sobre cualquier sesgo. Aquello le confirió el liderazgo político suficiente para sofocar crisis como la Masacre de Pando, en 2008, o la escalada belicista entre Colombia y Ecuador, en 2009, tras el bombardeo a un campamento de las FARC en suelo ecuatoriano para matar a Raúl Reyes. Todos aceptaron su ascendente porque Unasur representó la convergencia de una identidad regional, difícil de imaginar en los tiempos actuales. En el Gobierno admiten que su resurrección suena más a una expresión de deseos en boca del presidente Fernández o del ex mandatario Evo Morales que a una certeza simplemente porque no existe la masa política para ponerla en pie todavía. Eso no implica que renuncien a la ilusión de que un nuevo alineamiento regional cambie el horizonte si, en 2021, el correísmo gana las elecciones en Ecuador y las fuerzas progresistas de Chile –hoy fragmentadas en diversos frentes– hacen lo propio en su país. Por lo pronto, Bolivia volverá al eje progresista. La apuesta regional sigue siendo la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) , con México. Y en la esfera inmediata, la re-calibración del Mercosur. El ascenso de Luis Arce y el Movimiento al Socialismo en Bolivia le da una razón al Gobierno para concretar el ingreso que eludió en 2020 con el país en manos de Jeanine Añez, y sumar un socio que la ayude en el contrapeso de paradigmas con Brasil, Uruguay y Paraguay en el otro platillo. Después de todo, le tocará a la Argentina la próxima presidencia pro témpore del bloque en el primer semestre de 2021 y el único obstáculo pendiente es la aprobación del Congreso brasileño.
Fuente: Tomado de Perfil www.perfil.com
Por AiSUR
Premio Nacional de Periodismo Necesario Anibal Nazoa 2020