Panamá tratados EE
Por Osvaldo Rodríguez Martínez
Los Tratados Torrijos-Carter consumaron la rebeldía de los panameños antes y después de aquel fatídico 9 de enero de 1964, en que estudiantes izaron la bandera de este país en la usurpada Zona del Canal.
El joven Ascanio Arosemena fue el primero en caer abatido por las heridas de balas y un número indeterminado también falleció a consecuencia de los disparos directos de la policía canalera estadounidense, como demostró una investigación independiente en al menos seis casos.
Los familiares debieron esperar 34 años para que desapareciera la humillante cerca que saltaron sus hijos la cual, desde inicios del siglo XX, marcó la quinta frontera del país con una franja de mil 432 kilómetros cuadrados de océano a océano, donde la colonia creada por Estados Unidos tenía 13 bases militares y polígonos de tiro en tierra firme e islas aledañas.
Se mantienen actualmente extensas áreas de selva donde miles de proyectiles sin explotar dañan el movimiento espontáneo de animales cuyo andar con frecuencia detonan las viejas municiones abandonadas por los matorrales, mientras en islotes turísticos hallaron bombas activadas que nunca estallaron.
El general Omar Torrijos Herrera tomó las banderas de los mártires de aquel enero y emprendió la mayor de sus batallas, pero sin el uso de las armas de guerra logró lo que parecía imposible: que Estados Unidos devolviera a Panamá la zona colonial, incluido el canal interoceánico.
Julio Yao, uno de los participantes en las negociaciones, consideró que el antecedente diplomático inmediato de los Tratados fue la Declaración Tack-Kissinger, firmada el 7 de febrero de 1974 entre el entonces canciller panameño Juan Antonio Tack y su homólogo estadounidense Henry Kissinger.
El documento en el que Yao reveló su participación, recogió ocho puntos fundamentales del posible arreglo, entre los que figuraron la derogación del Tratado Hay-Buneau-Varilla, definición de fecha para la entrega del canal, fin de la jurisdicción estadounidense en esa zona y su devolución a Panamá y una participación justa en beneficios, defensa y administración del enclave.
'Por favor, sean generosos con nosotros', fue el ruego del entonces presidente James Carter, quien sabía que el acuerdo enfrentaba fuerte oposición en círculos políticos y militares de Estados Unidos, y para su aprobación requería las dos terceras partes de los votos del Senado de su país, por lo que no todas las exigencias istmeñas serían satisfechas.
La firma que obligó al gigante norteño a un gesto de justicia histórica, ocurrió en Washington el 7 de septiembre de 1977, pero aún los panameños debieron esperar otros 22 años para su ejecución total, cuando a las 12 del mediodía del 31 de diciembre de 1999, la bandera nacional ondeó sola en la Zona del Canal.
Mucho antes de la fecha, un memorando secreto del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos refirió los pasos para derrocar al jefe del ejército panameño general Manuel Antonio Noriega, derogar los Tratados Torrijos-Carter y evitar que Japón construyese un nuevo canal a nivel en Panamá.
El documento lo reveló Yao en su libro El monopolio del Canal y la invasión, donde presenta evidencias y analiza los entresijos de la masacre del ejército estadounidense sobre su país el 20 de diciembre de 1989, supuestamente amparada en una libérrima interpretación de la defensa del canal, según los Tratados.
Cumplía así el cuadragésimo primer presidente de Estados Unidos, George Herbert Walker Bush, la profecía de Torrijos cuando aseveró que 'Panamá quedaba bajo el paraguas del Pentágono', en referencia a la interpretación que en un futuro pudieran hacer sobre la seguridad de la vía interoceánica recogida en el acuerdo de neutralidad.
