La producción de las sociedades crea los productos que satisfacen las necesidades, de acuerdo a los intereses de la cultura hegemónica. El poder fáctico plutocrático intensificó en 1991, la acumulación de capital y la maximización de las ganancias del régimen global neoliberal, fusionando los monopolios y oligopolios a la velocidad inevitable de la telemática (comunicaciones e internet) y la nanotecnología.